¿Qué leer? (O qué no): “Monstruas y centauras”

 

Autora del libro: Marta Sanz

 
Por Lucía Barbudo

Prescindible. Anacrónico.

Increíble que esté publicado en 2018. Hay textos de los 80 de autoras como la Haraway o la Wittig más actualizados en sus demandas o reflexiones que este.

El subtítulo reza: “Nuevos lenguajes del feminismo” y la verdad que de nuevo, nada.

Ciertos comentarios pvtófobos, el argumentario sexo-cosificador y las dudas que plantea respecto a los procesos de empoderamiento ligados a exposiciones públicas de ciertos cuerpos, ligan los movimientos pro-sex o los feminismos de las trabajadoras sexuales con lógicas neoliberales. Muy trasnochado, Marta.

Ya leímos y pensamos con Itziar Ziga y ya re-significamos la dignidad de los cuerpos-mujeres siguiendo a referentas como @georellano entre muchas otras.

Me molesta el narcisismo y la ironía que utiliza la autora cuando se refiere a sus propios «privilegios» (que tiene la indecencia de entrecomillar) derivados sin duda de una blanquitud pendiente de revisar. Se me hace imprescindible en cualquier análisis que pensemos en la interseccionalidad de las opresiones/luchas; un texto que no es transversal adolece de falta de rigor y honestidad, muestra una realidad incompleta y el resultado es un análisis sesgado.

Y me molesta, me aburre y me cansa el discurso victimista, máxime si está enmarcado en las mujeres como seres de luz, forever receptoras de violencia pero nunca capaces de engendrarla.

Pero para mí lo más conflictivo de este texto es el enfoque punitivista a la hora de diseccionar las agresiones.

Como si no hubiésemos leído a Angela Davis y no hubiéramos aprendido nada de las tremendas injusticias que hay detrás de los muros del sistema industrial-penitenciario. Como si pudiéramos desgajar la realidad racista de un proceso judicial que tuviera algo que ver con la justicia. Como si no hubiéramos leído a Nerea Barjola y no hubiéramos hecho ya las conexiones neurofeministas entre la doctrina del miedo como excusa para disciplinar, controlar y castigar a las cuerpas en el espacio público y la defensa de la policía o el Estado como medio para garantizar nuestra seguridad.

Como si no hubiéramos leído a Laura Macaya @femmeisnothetero, a Paz Francés o a Diana Restrepo para obviar alternativas para reparar y pensar la justicia fuera de las lógicas punitivistas.

¿Cómo vamos a querer, desde los feminismos, apuntalar la cultura del castigo, las estructuras que sostienen el engranaje penal-judicial, gritar para reivindicar más cárcel, más policía, más denuncias? ¿Desde qué feminismo se puede considerar que podemos buscar y encontrar confort, apoyo, acompañamiento, restauración del daño o justicia en una comisaría?

En definitiva, no vamos a destruir el patriarcado utilizando herramientas patriarcales.

Gracias, Audrey Lorde, tú sí que hilabas fino.

#martasanz #monstruasycentauras

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