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Dirección: Ramón Salazar
Reparto: Najwa Nimri, Antonia San Juan, Vicky Peña, Daniele Liotti, Enrique Alcides, Rodolfo de Souza, Andrés Gertrudix, Nacho Duato, María Casal, Lola Dueñas, Geli Albaladejo
Título en V.O: Piedras
Año: 2002 Fecha de estreno: 08-02-2002 Duración: 134 Género: Drama Color o en B/N: Color Guión: Ramón Salazar Música: Pascal Gaigne
Sinopsis: A Isabel (Ángela Molina), prototipo de señora de, le sobra dinero y tiempo. Su matrimonio está roto, como el de su íntima amiga Martina (María Casal), presentadora de televisión. Se aburre mucho y compra compulsivamente zapatos de marca. Leire (Najwa Nimri) iba para diseñadora, pero se quedó en vendedora de zapatos "de día" y gogó de discoteca "de noche". Cuando Kun (Daniele Liotti) la abandona, se derrumba y busca consuelo en un amigo gay (Andrés Gertrudix). Adela (Antonia San Juan) divide su tiempo entre su hija disminuida (Mónica Cervera) y el bar de carretera que regenta, donde conoce a un argentino adinerado (Rodolfo de Souza) que la hace sentirse como Hedy Lamarr y le enseña a bailar tango. Mari Carmen (Vicky Peña) se enamoró tarde y enviudó pronto. Tuvo que hacerse cargo de dos de los hijos de su ex. Anita (Mónica Cervera) tiene la edad mental de una niña. Sus dibujos infantiles reflejan todo su mundo: ella, sus mullidas deportivas amarillas, su perro y los aviones.

Crítica

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Madame Bovary soy yo, advirtió hace casi siglo y medio el rijoso pero genial Gustave Flaubert, y como si nada hubiese ocurrido desde entonces, o con una falta de modestia que parece el estigma de tantos creadores sin memoria, el debutante Ramón Salazar nos advierte que en la vida de las cinco (impresentables) heroínas que se permite proponer hay muchos retazos de la suya propia. Pues qué bien, taumatúrgicas palabras: como si bastara con trasladar experiencias personales a seres de otro sexo para hacer probable una historia de ficción.Como ocurre con buena parte del buen, y también del mal, cine contemporáneo que intenta reiventar una cierta noción de realismo (reinventar: ya Balzac propuso lo mismo, otro siglo y medio para atrás: qué otra cosa son las novelas de "La Comedia Humana"), de lo que va Piedras es de mostrar itinerarios vitales y sus pertinentes cruces, como ocurría con "Short Cuts. Vidas cruzadas", "Magnolia", "Lantana", "Todo sobre mi madre" (pero también con la indigesta "Las aceras de Nueva York", o con la abominable "American Beauty"). Vidas vividas, cercanía de la cámara a peripecias que aspiran a ser, a un tiempo, muy particulares y claramente universalizantes.Lo que le ocurre a Salazar es que traiciona el pacto implícito que cualquier dramaturgia madura y autoconsciente establece con su espectador: aquí no hay otra cosa que existencias de ficción, simulacros más que vida, idealizaciones torpes antes que seres de carne y hueso. Porque pretender que cinco mujeres solo pueden sufrir (y sí, en algún caso, como buenas sufridoras que han sido, se les premia con un final tan postizo como improbable), llorar a moco tendido o topar con sabios, prudentes homosexuales-paños de lágrimas (ellos, sin pizca de contradicción: es difícil ver en una película contemporánea un mundo rosa tan rosa) que hacen más llevadera la vida.O sea, el eterno cuento de la mujer como Máter Dolorosa, la obscena explotación del dolor como única vía de acceso al goce de vivir. Lo siento, pero esto huele a viejo: a pútrido melodrama hollywoodense de chica que acepta su destino sin rechistar, va al cielo, por mucho que se vista con los ropajes desinhibidos de un recado posmoderno sobado, artero: decididamente prescindible.>>Para sádicos misóginos que no se atrevan con el porno duro. Lo mejor: Vicky Peña, la única que se salva de la quema.Lo peor: la complacencia teñida de realismo con que se aborda el dolor femenino.