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Veterinaria México

versión impresa ISSN 0301-5092

Vet. Méx vol.42 no.4 Ciudad de México oct./dic. 2011

 

Notas de investigación

 

Informe de tres casos de rabia paralítica y babesiosis bovina en el municipio de Aldama, Tamaulipas

 

Report of three cases of bovine paralytic rabies and babesiosis in Aldama, Tamaulipas

 

Rafael Ramírez Romero* Andrea González Báez* Alicia Magdalena Nevárez Garza* Luis Edgar Rodríguez Tovar*

 

* Departamento de Patología, Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia, Universidad Autónoma de Nuevo León. Av. Francisco Villa s/n, Ex Hacienda el Canadá, Campus de Ciencias Agropecuarias, 66050, General Escobedo, Nuevo León, México.

 

Responsable de correspondencia:
Luis Edgar Rodríguez Tovar.
Teléfono: (81)13404390 ext. 3612.
Correo electrónico: ledgart@hotmail.com

 

Recibido el 1 de marzo de 2010.
Aceptado el 9 de agosto de 2011.

 

Abstract

History of diseases, clinical manifestations, pathologic and histopathological findings, as well as the results of complementary studies of three animals considered representatives of an outbreak of mortality in beef cattle in a ranch located in Aldama, Tamaulipas, during the first trimester of the 2008 are presented. Babesiosis and paralytic rabies were the presumptive diagnosis in two cases. Both diseases are considered enzootic in this area. Laboratory studies demonstrated that rabies was the main problem (3/3); however, in two of them (2/3) also Babesia bovis was recognized. In enzootic areas, the presence of both diseases, bovine paralytic rabies and babesiosis, occurs simultaneously making diagnosis difficult.

Key words: bovine paralytic rabies, babesiosis, beef cattle, negri bodies, vampire bat, Desmodus rotundus.

 

Resumen

Se presentan los antecedentes, las manifestaciones clínicas, los hallazgos patológicos e histopatológicos, así como los resultados de los estudios complementarios de tres animales representativos de un problema de mortalidad en ganado de carne en un rancho localizado en el municipio de Aldama, Tamaulipas, durante el primer trimestre de 2008. El diagnóstico presuntivo en dos casos fue babesiosis y en el otro fue rabia. La zona es considerada endémica para ambas enfermedades. Los resultados demostraron que el problema primordial fue rabia (3/3); sin embargo, en dos de ellos (2/3) también se registró la presencia de Babesia bovis. En zonas endémicas, la presencia de ambas enfermedades, rabia paralítica bovina y babesiosis ocurre simultáneamente haciendo difícil el diagnóstico.

Palabras clave: rabia paralítica bovina, babesiosis, ganado bovino, cuerpos de negri, murciélago (vampiro) hematófago, Desmodus rotundus.

 

Introducción

México es un país con un gran potencial ganadero. Los estados que limitan con el Golfo de México se encuentran entre las regiones ganaderas más importantes, primordialmente en producción extensiva de ganado de carne y semi–intensiva de ganado de doble propósito. Desafortunadamente, las características climáticas de estas regiones, predominantemente regiones tropicales húmedas con alternancia de regiones tropicales secas, las convierte en zonas de riesgo por la presencia natural de enfermedades infecciosas y parasitarias que afectan al ganado bovino. Al respecto, tanto la rabia paralítica bovina, transmitida por murciélagos hematófagos (Desmodus rotundus), como la babesiosis, transmitida por garrapatas (Boophilus microplus), son dos de las enfermedades consideradas endémicas y quizás sean los mayores problemas de salud en los bovinos de estas regiones.

La rabia es una enfermedad viral cuyo agente infeccioso se incluye dentro de la familia Rhabdoviridae, género Lyssavirus y con un potencial zoonótico, lo cual representa un gran impacto en la sociedad. Epidemiológicamente la enfermedad se ha clasificado en rabia urbana y silvestre. No obstante, se ha considerado separar de esta última a la rabia transmitida por murciélagos hematófagos, también llamada rabia de ciclo aéreo.1

La rabia transmitida por murciélagos hematófagos o vampiros (Desmodus rotundus es el transmisor más importante) representa un riesgo para la salud del hombre y se ha reconocido su importancia en América Latina, incluyendo a México,1–3 sin embargo, la transmisión primordial es al ganado bovino, en el que provoca una forma especial de la enfermedad denominada rabia paralítica o derriengue, por las típicas manifestaciones clínicas que se presentan en el ganado. 1,4 Estudios moleculares de aislamientos virales en ganado y vampiros en México han mostrado compatibilidad y se ha sugerido, con base en su homología genética, que la infección rábica en las poblaciones de vampiros en México tiene un origen común.2,3

El diagnóstico de rabia debe realizarse por medio de estudios de laboratorio, ante todo, mediante inmunofluorescencia directa, que se ha considerado la prueba ideal. Además, la lesión histopatológica de la rabia es patognomónica, es decir, la presencia de cuerpos de Negri en el citoplasma de las neuronas confirma el diagnóstico. No obstante, en muchos casos el diagnóstico se hace clínicamente debido a que durante el inicio del cuadro clínico se presentan los signos característicos que le confieren el nombre de derriengue a la enfermedad. En zonas en las que la enfermedad es común, los animales afectados se reconocen con facilidad e incluso son movilizados pronto para comercializarlos antes de que la parálisis se presente.4

Entre los diagnósticos diferenciales de rabia paralítica de los bovinos se incluye la babesiosis, particularmente la enfermedad causada por el protozoario Babesia bovis.4 La babesiosis o piroplasmosis es transmitida por la garrapata del ganado Boophilis microplus que se encuentra ampliamente distribuida en las regiones ganaderas aledañas a la zona costera del Golfo de México. En México se han invertido enormes cantidades de recursos en campañas sanitarias para el control de la garrapata en el ganado.

La babesiosis es un riesgo en las explotaciones ganaderas de estas regiones y se presenta de manera frecuente. Clínicamente también es reconocida con facilidad porque provoca fiebre, anemia e ictericia en los animales enfermos. Los tratamientos para contrarrestarla son habituales dentro de los esquemas básicos de terapia en estas regiones. Los diagnósticos de laboratorio no se realizan en todos los casos, pero cuando se llevan a cabo, consisten en asociar el estado de anemia e ictericia pre–hepática con la presencia de los protozoarios en la sangre, aunque se sabe que en el caso de Babesia bovis, no es fácil identificar los parásitos en los eritrocitos. Al respecto, se considera más conveniente, en casos fatales, reconocer los eritrocitos parasitados en los pequeños vasos sanguíneos del cerebro u otros órganos.5 Se ha demostrado que Babesia bovis favorece la agregación de los eritrocitos en los pequeños vasos sanguíneos del cerebro, provocando su obliteración y generando hipoxia. Esta patología puede dar lugar a la presentación de signos nerviosos similares a la rabia en bovinos.4–6

Tanto la rabia paralítica bovina como la babesiosis son enfermedades de gran importancia en la ganadería y ambas se incluyen en los diagnósticos diferenciales respectivos, por lo que se ha decidido informar de estos casos de rabia paralítica en bovinos, en los cuales también se identificó babesiosis por Babesia bovis.

El propietario de un rancho solicitó atención veterinaria al Departamento de Patología de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad Autónoma de Nuevo León, debido a que se registró la muerte de más de 100 bovinos en poco más de cuatro meses. El rancho está localizado a 14 km del entronque con la comunidad ejidal La Colmena, ubicado en el km 27.5 de la carretera Estación Manuel–Soto la Marina, municipio de Aldama, Tamaulipas (latitud 22° 55' 16" Norte y longitud de 98° 4' 23" Oeste). Se tiene como antecedente la muerte de más de 1000 cabezas de ganado con la misma sintomatología en ranchos aledaños de esta zona. Anteriormente se ha diagnosticado rabia paralítica en algunos casos, pero se tiene la sospecha de que también se encuentran involucrados otros problemas. En otro informe de la misma zona se identificó polioencefalomalacia en animales de un rancho aledaño, los cuales tenían una dieta compuesta por residuos industriales de panadería y frituras. Para los médicos veterinarios de la región también la babesiosis ha sido la causa de algunas muertes.

Las muestras de los tejidos relacionadas con los casos aquí estudiados se fijaron en solución amortiguada de formaldehído (10%) y se procesaron para estudios de histopatología con la técnica de rutina de inclusión en parafina. Se realizaron secciones de 5 μm de grosor y tinciones de H&E y de Giemsa. Las muestras de sangre se enviaron al Laboratorio de Patología de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia, de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL). Asimismo, para dos de los casos se llevaron a cabo estudios de inmunofluorescencia directa para el diagnóstico de rabia, en el Centro Antirrábico de la Secretaría de Salud en Guadalupe, Nuevo León.

Caso 1

Bovino hembra, con historia clínica de muerte y signos de babesiosis, referido por el médico veterinario zootecnista encargado del rancho. Poco tiempo después de la muerte se remitieron muestras de cerebro para histopatología y sangre del mismo animal. Los frotis preparados con la muestra de sangre recolectada resultó positiva a Babesia bovis con tinción de Giemsa, de acuerdo con la morfología del parásito.

Caso 2

Se revisaron varios lotes de ganado en el rancho referido y se reconoció la presencia de garrapatas y mordeduras de murciélagos hematófagos en todos los animales examinados. Durante la revisión en el lote de hembras recién paridas se identificó un becerro de cruza Simmental de 45 días de edad aproximadamente, con signos de incoordinación en los miembros posteriores y que no había mamado, conforme se constató al revisar la ubre turgente de la madre. El animal se consideró representativo del problema, y con base en los signos que presentaba, se estableció el diagnóstico presuntivo de rabia paralítica bovina. Se apreció que el animal había sido mordido por murciélagos vampiros en numerosas ocasiones en el dorso de orejas y cuello. Se decidió separar al animal y posteriormente trasladarlo a la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia, UANL, para llevar a cabo estudios complementarios. El animal se mantuvo con vida durante tres días administrando suero glucosado (5%) por vía endovenosa, con la intención de realizar la necropsia cuando la enfermedad hubiera transcurrido durante un periodo mayor y las lesiones fueran más evidentes. Asimismo, se recolectaron muestras de sangre para estudios de biometría hemática y química sanguínea.

Clínicamente, este animal presentó incoordinación progresiva, más marcada en los miembros posteriores hasta el grado de caer y tener dificultad para incorporarse y, finalmente, postrarse. En la etapa final mostró hipotermia, tenesmo e insensibilidad.

En la muestra de sangre y los frotis teñidos con Giemsa el resultado fue positivo a Babesia bovis de acuerdo con la morfología del parásito. La biometría hemática y la química sanguínea no mostraron alteraciones significativas, solamente se reconocieron los eritrocitos y el hematocrito dentro del rango, pero en niveles inferiores lo cual fue considerado bajo para un becerro de 45 días de edad, también presentó eosinopenia y bilirrubina ligeramente elevada.

Lo más relevante en la necropsia fue una ligera ictericia, plétora en vejiga urinaria, congestión hipostática en pulmón y un marcado aumento de tamaño del bazo, cuya pulpa se apreciaba pastosa.

El encéfalo enviado para estudio de inmunofluorescencia directa para el diagnóstico de rabia resultó positivo.

Caso 3

En un corral cercano al casco del rancho, donde se encontraban algunos animales separados, se advirtió un animal muerto, hembra, de cuatro meses de edad que había sido tratada contra anaplasmosis y babesiosis y que, de acuerdo con la opinión del médico veterinario zootecnista encargado, el animal ya se encontraba en recuperación. En la necropsia no se reconocieron lesiones relevantes, tampoco lesiones que sugirieran babesiosis o anaplasmosis. También se mantuvo la mitad del encéfalo en refrigeración para realizar la técnica de inmunofluorescencia directa para el diagnóstico de rabia.

Se revisaron las laminillas del Caso 1 (cerebro recolectado por el médico encargado del rancho), Caso 2 (necropsia del becerro que se trasladó a Monterrey) y Caso 3 (necropsia realizada en el rancho). En todos los casos se observó encefalitis no supurativa (linfocitaria), con focos de reacción glial adyacentes y satelitosis neuronal. Además, se observaron inclusiones típicas de los cuerpos de Negri, intracitoplásmicos intensamente acidófilos en neuronas (Figura 1). Las lesiones fueron más severas en el Caso 1, así como también las inclusiones más numerosas. En el Caso 2 las secciones de cerebro, miocardio e hígado en la tinción con Giemsa confirmaron la presencia de Babesia bovis en eritrocitos contenidos en pequeños vasos sanguíneos (Figura 2). En el Cuadro 1 se presentan los resultados y el diagnóstico de cada caso.

El problema principal en este brote fue rabia paralítica bovina. La presencia de Babesia bovis confirma las apreciaciones clínicas del médico veterinario zootecnista encargado del rancho y de otros colegas en la región, sin embargo, se reitera que la rabia es el principal problema. La presencia de Babesia bovis está asociada con la fuerte infestación por garrapata en los animales, lo cual es habitual en la zona. Es probable que en el animal que se remitió vivo para el estudio (Caso 2), los signos de babesiosis hayan sido mínimos por la edad del animal y su correspondiente resistencia natural.7 Estos animales, a pesar de presentar una enfermedad subclínica y baja parasitemia, pueden, sin embargo, mantener la infección y permitir que la garrapata se infecte, contribuyendo a la diseminación de la enfermedad.7

En el municipio de Aldama, Tamaulipas, ya con antelación se había diagnosticado rabia paralítica bovina y también se había informado que en algunos casos positivos de rabia estaba presente la Babesia bovis.8 Esta referencia y los resultados aquí obtenidos confirman que tanto la rabia paralítica bovina como la babesiosis son enfermedades endémicas de esta región y que ambas pueden coincidir en el mismo animal.

En los ranchos de esta región, las mordeduras al ganado causadas por murciélagos hematófagos se considera un problema habitual, paradójicamente, la rabia paralítica es un problema inesperado y en muchos ranchos no se vacuna y en otros se vacuna pero no con un programa estricto.8 Empero, el intercambio de individuos entre poblaciones de murciélagos es un proceso natural y, por ende, la introducción de un individuo infectado difundirá la infección en la colonia.8,9 Por esta razón, la aparición de un brote en ganado susceptible debe ser considerado siempre como riesgo potencial en un área en la que la enfermedad no se haya presentado, pero en la cual la presencia de murciélagos vampiros sea natural.4,8 Martínez–Burnes et al. confirmaron que el antígeno viral en casos de rabia paralítica en bovinos de esta zona correspondió con la cepa transmitida por murciélagos hematófagos.8

En un trabajo anterior,8 se realizó la captura de murciélagos vampiros para controlar el problema y se sacrificaron 22 individuos para realizar la prueba de inmunofluorescencia directa para rabia, pero ninguno resultó positivo. Igualmente, en un estudio realizado en México en el que se recolectaron 252 murciélagos, de los cuales 30 eran vampiros, ninguno resultó positivo.10 A pesar de que se estima que sólo 1% de la población de murciélagos hematófagos activos se encuentra infectado de rabia,8 es relevante considerar que los vampiros son longevos (por lo general > 25 años) y pueden eliminar el virus rábico en su saliva por largos periodos (años) sin menoscabo de sus actividades naturales, incluyendo su alimentación habitual, por lo cual la posibilidad de infectar a los bovinos se mantiene elevada.11,12

La rabia paralítica bovina y la babesiosis son padecimientos endémicos en las regiones ganaderas de los estados que limitan el Golfo de México; ambas enfermedades pueden coincidir en un mismo animal y dificultar el diagnóstico.

 

Referencias

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