CRONICA
Obituario

Muere el periodista Paco Rego: la 'historia' de Paco, ¡claaaro! que sí

Actualizado

Para quienes hemos tenido la suerte de estar a su vera y leer primero que nadie sus historias, él ha sido nuestro milagro... Y nos acompañará siempre

Paco Rego, junto a uno de los protagonistas de sus reportajes
Paco Rego, junto a uno de los protagonistas de sus reportajes

Decía Paco siempre que él no era nada gallego. Y cuando intentaba yo argumentarle que no estaba del todo en lo cierto, su respuesta era la clara constatación de que en eso no las llevaba todas consigo. Decía una una palabra entonces, con leve deje del terruño y alargando la a: ¡Claaaro!

Salvo en eso y lo de que un día había visto la Santa Compaña, en lo demás Paco Rego, nuestro Paco, nunca se equivocaba. Era el inigualable contador de historias, como explicaba sin pretensiones (lo de inigualable es mío). Y en verdad os digo que pocos lograron el maridaje entre el periodismo y la ciencia como nuestro no gallego. Qué era lo primero en él: difícil contestar. ¡Claaaro!

Podía haber sido médico, pues terminó la carrera en Santiago de Compostela, pero eligió el camino de este sacerdocio del buen narrar. Contar el mundo, a veces cruel. Y terminó reconciliado con su padre de ultramar, pues de niño emigraron en familia a Brasil y cuando volvieron no lo hicieron todos. No hubo mejor hijo. Y acabó llenando su camino de amigos, porque sabía sembrar. Y llenó su andar, hasta este jueves ya de dolor en que escribo, de reportajes como el mejor de los que han sido en este oficio que nos da vida y, a veces -en eso Paco nos llevaba varias cabezas de ventaja-, nos permite ayudar a gente de carne y hueso. Este domingo, en su CRÓNICA, todo lo que os parezca bueno que sea por él. Quisiéramos hoy y siempre regalar a los lectores algunas de sus mejores historias. Es muy fácil encontrarlas. Son casi todas. Algunas tienen nombre y rostros que cambiaron para siempre gracias al periodista Francisco Rego Almuíña, el gallego de Río de Janeiro, y de Ribadavia. Pregunten si no en la India. Allí vive Shirim. Es la niña que Paco y Portal no tuvieron, pues David y Roberto eran sus dos muchachos. Shalini mudó su piel para siempre porque un loco juntaletras desde España se empeñó en mover Roma con Santiago para que viniera aquí a ser curada de su rarísima dolencia. Llorará lágrimas cuando le cuenten que papá Paco se ha ido, horas después de vacunarse. Al tercer día no despertó. Se le rompió el corazón.

Desde que ha trascendido su muerte, repentina, hay un eco unánime sobre Paco. Los compañeros llaman y los tipos más duros rompen a llorar. Y las mujeres, sus interlocutoras siempre en el larguísimo oficio de hacer periodismo en que convirtió el doctor Rego su vida. Los últimos años de su andadura los hizo conmigo en CRÓNICA, el suplemento dominical de grandes reportajes de EL MUNDO por el que bebía los vientos. En él he visto cosas que no creeríais. Nadie se ha reinventado más para seguir respondiendo al exigente reto del periodismo en transformación que Paquinho. Cada número que dejábamos listo para enviar a rotativa, los viernes, él los blasonaba con dos palabras mágicas: "¡Otro milagro!".

Para quienes hemos tenido la suerte de estar a su vera y leer primero que nadie sus historias, él ha sido nuestro milagro... Y nos acompañará siempre porque alguien como él, que es capaz de vestir de astronauta al ministro de Ciencia, o contar que Pharmamar tiene el remedio marino (bicho titulábamos) que nos salvará del covid, o contar lo imposible sobre las avanzadas técnicas de reproducción asistida y fertilidad que le soplaba su amiga Marisa de la clínica Marqués... alguien así da para muchas historias. Las primeras a lo grande en ciencia las firmó en la revista Newton, en la que estuvo enrolado antes de terminar para siempre en CRÓNICA.

Paco era de todos

Como en las tragedias griegas, que así lo vivimos, que hable el coro... que Paco era de todos. A ratos, llevó sobre sus hombros la gran bola del mundo, como se hizo retratar cuando el periódico cumplió su 30 aniversario.

Hasta sus jefes hablan bien de él. El hoy subdirector de ABC Agustín Pery, que a veces me pedía que hiciera de intérprete con "el gallego", quedó en la lona al conocer la noticia. Levántate y dime, le ruego, los dos llorando. Paco es... "un gran contador de historias, nunca de cuentos, un amigo fiel, un camarada de mil noches de cierre, generoso en el esfuerzo y mucho más en el aliento".

Ana María Ortiz recuerda un reportaje en el que implicó a toda su familia, que vivió para poder contarlo en el Magazine una semana con la misma agua que en Etiopía. Dos garrafas para todos. Y para retratar su "gallegosidad máxima", tira de situación: "Cuando cambiamos de edificio, y EL MUNDO se mudó a la avenida de San Luis, Paco nos dijo que cumplía 50 y le hicimos una fiesta con tarta, con velas con esos números, cava... Se hizo fotos subido en la mesa de Miguel Angel Mellado, entonces el gran jefe por debajo de Pedro Jota... Pues al año siguiente le digo: ¿Qué Paco, ya cumples 51, eh?

-No, no, cumplo 52.

-Pero si el año pasado hicimos la fiesta por los 50...

-Ah, pues os equivocasteis.

Por eso, quizás, decía Paco de su "Anita" que "tenía razón hasta cuando se equivocaba".

Que Paco ha sido un acierto es más que vox populi. Héctor Marín, hoy en RNE y muchos años colaborador del suplemento: "DEP Paco, maestro de periodistas, gran reportero, cronista excelso, uno de los mejores contadores de historia de nuestro país y un tipo humilde pese a todo lo anterior.

En CRÓNICA, ahora Paco tenía dos "reinas": Leyre Iglesias y Ángeles Escrivá. Leyre, en 15 palabras: "Un gran contador, con una curiosidad inagotable y, sobre todas las cosas, un hombre bueno". Ángeles, requerida, me manda por Whatsapp y textaco larguísimo... Pero mirad qué cosas dice. "Era un hombre verdaderamente importante, verdaderamente influyente, porque era un hombre bueno, sensible, cariñoso, generoso... Nos ha dejado a todos huérfanos. Y después era un periodista buenísimo... De repente hemos descubierto que Paco era el mejor de todos nosotros".

"Segundo padre"

Y su "peruano maldito" favorito, al que siempre bromeó con bloquear su acceso a la nacionalidad española por su no amor hacia Fernando Alonso, la pasión campeona de Paco. "Te lloramos tanto querido Paco Rego. Forjador de reporteros en @elmundoes [con discípulos que le admiran hoy escribiendo en El Comercio de Ecuador, La Nación de Argentina, en México...]. Mi maestro, un segundo padre. Hizo honor a la máxima de que un buen periodista ha de ser buena persona. Y fue excelso en ambos... Nos hizo mejores".

¿Qué diría Paco ante tamaño coro? "Tampoco hay que pasarse...".

"Estoy buceando en temas a ver si doy con alguna buena historia... Hoy con el cuerpo molido. Nada más", me mandaba un mensaje el martes, pues el lunes se lo tomó libre para vacunarse con AstraZeneca.

La víspera, entre otros temas, le hablé de que podríamos seguir la pista a una noticia que nos llegaba de un político del sur... Ingresado en el hospital de su ciudad con el miembro roto. «El tema es delicado», respondía, y se ponía a investigar para poder contar de manera científica cómo es posible que un pene se parta. Y sólo Paco podía narrar eso bien -estudió hasta 5º de Medicina y después Periodismo, que tiene mucho menos mérito-, y me dicen desde el periódico, cosa de la que Paco nunca me dio detalle, que le llegaron a convocar para la selección gallega de baloncesto). Porque él era el gran contador de historias.

El hombre que salvó a la niña con piel de serpiente, Shalini. Hace nada, el 6 de febrero, me mandaba la última foto que la pequeña le había hecho llegar. «Quiere ser médico», decía henchido de orgullo.

Los milagros de Paco, el hombre que amaba Conil y su Fuente del Gallo. Tres perros tuvo. Lalo, Elmo y Sum. Y el vicio del tabaco. Y con David Gistau pegaba la hebra sobre boxeo y esta profesión canalla cuando compartían pitillo a las afueras del edificio del periódico.

- ¿De verdad que tu viste a la Santa Compaña?

- Claaaro.

Tenía 66 años y abrazaba otro sueño más. Dice así su hijo Roberto: «Mi padre siempre me contaba que en algún lugar del Ribeiro (Galicia) a lo largo de muchos veranos iba Ernest Hemingway a escribir e inspirarse... Uno de sus pensamientos al jubilarse era buscar una casita allí con vistas al monte y escribir su novela».

Quédense con eso, que Paco siempre cumple.

Conforme a los criterios de The Trust Project

Saber más
MediosDiego S. Garrocho, ganador del Premio David Gistau de Periodismo 2021
País VascoFernando Díaz: "España es una palabra maldita"
Avión patera"Ya somos leyenda"