El Toisón de oro: un reluciente collar de oro formado por eslabones en forma de B (B de Borgoña) de cuyo extremo cuelga una figura dorada que representa la piel de un carnero (el vellocino de la mitología griega). Habrá quien lo mire ahora con envidia. Por Daniel Méndez

Contaba Leopoldo Calvo Sotelo en sus memorias que otro presidente galo, Valéry Giscard dEstaing, hizo lo imposible por conseguir uno, y soñaba abiertamente con recibirlo aquel 27 de noviembre de 1975 en que don Juan Carlos inauguró su reinado. «Quería el Toisón, pero debió contentarse con un croissant», cuenta Pilar Urbano que ha dicho la reina rememorando el episodio. Y no es el único. también Angela Merkel estuve presionando por obtenerlo. Sin éxito, de momento. ¿Qué tiene este collar que todo el mundo lo quiere? Hay quien ha cifrado su valor en 50.000 euros, pero no se trata de eso, sino del selecto club al que se ingresa con él: el de los Caballeros de la Insigne Orden del Toisón de Oro. Fue Felipe III, el Bueno, duque de Borgoña y conde de Flandes, quien fundó la Orden en Brujas, Bélgica, en 1430 (otros dicen en 1429).

Se concedía solo a buenos cristianos y nobles, elegidos por el rey vigente. La Orden llegó a Castilla cuando Felipe I, el Hermoso -hijo de María de Borgoña- contrajo matrimonio con Juana I de Castilla. Juan Carlos I concedió durante su reinado 24 condecoraciones desde que en 1964 sucediera a su padre, don Juan, como Gran Maestre de la Orden. Adolfo Suárez, Javier Solana, el rey Abdulá de Arabia Saudí o las reinas Beatriz de los Países Bajos, Margarita de Dinamarca e Isabel II de Reino Unido. En más de cinco siglos de historia nunca, hasta 1985, una mujer había recibido la distinción. Hasta 60 collares se pueden entregar, si bien ha habido algún monarca que se ha excedido. Carlos II nombró hasta 87 caballeros e incluso envió nombramientos en blanco al emperador Leopoldo I para que él dispusiera de ellos.

En busca del Toisón perdido

Franco, a pelo.  El infante don Jaime de Borbón le entregó un collar de la Orden a Franco para que este lo luciera en la boda de su hijo, el duque de Cádiz. Pero como no era prerrogativa del infante concederlo (solo puede darlo el rey) no lo lució. Antes se lo había rechazado también a don Juan. Murió, de hecho, sin haberlo tenido nunca.

Aki-Hito lo perdió. En 1994, el Toisón de odel emperador Aki-Hito se perdió en el equipaje del vuelo de Iberia que debía traerlo desde Tokio hasta Madrid, con parada en Moscú. El emperador, que olvidó traerlo para lucirlo en la recepción oficial, hizo que se lo mandaran con urgencia Pero nunca llegó a su destino.

Beatriz, pionera Tras siglos sin darlo nunca a una mujer, en 1985 el rey don Juan Carlos concedió por primera vez a una mujer el grado de Caballero del Toisón. La primera en recibir el Toisón de oro fue la reina Beatriz de Holanda, a la que se sumaron la reina Margarita de Dinamarca, ese mismo año, e Isabel II de Inglaterra, en 1989.

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