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Anuario 1999

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Fuentes y criterios demogr�ficos
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La imprecisi�n de las fuentes en materia de hablantes, muchas veces, y las distintas interpretaciones a que se presta el mismo concepto de hablante de una lengua, otras tantas, dan lugar a una gran variedad de c�mputos, que el lector puede comprobar f�cilmente acudiendo a los abundantes estudios, anuarios o enciclopedias que recogen datos de este tipo.

Con el fin de mantener un seguimiento consecuente, se han aplicado, con pocas excepciones, los mismos criterios de censo de hablantes que en a�os anteriores[1], utilizando nuevas entregas de las mismas fuentes. La principal de ellas es el anuario de la enciclopedia Brit�nica (Britannica Book of the Year, BBY), que incluye una secci�n estad�stica dedicada exclusivamente a las lenguas. El BBY utiliza para sus estimaciones una gran variedad de fuentes nacionales e internacionales, incluyendo el Anuario Demogr�fico de Naciones Unidas. Para elaborar este ap�ndice se ha acudido tambi�n a algunas de esas fuentes de forma directa, aunque es preciso advertir que en el curso de un a�o han sido pocos los cambios reflejados en ellas. Por ese motivo, buena parte de las observaciones complementarias aparecidas en el Anuario del Instituto Cervantes 1998, procedentes de fuentes de naturaleza dispar, son v�lidas todav�a para este a�o, y no se ha considerado necesario repetirlas aqu�.

En efecto, el cambio demogr�fico no se percibe a ojos vistas, y sobre todo, el principal instrumento para su registro —los censos nacionales— suele emplearse con una frecuencia no menor a los diez a�os. Las estimaciones anuales proporcionadas en especial por las Naciones Unidas se basan entre tanto en fuentes nacionales complementarias, como los registros civiles y en el c�lculo de las tasas de crecimiento natural de la poblaci�n. La informaci�n ling��stica puede ser a�n m�s intermitente y fragmentaria, pues no todos los pa�ses la recogen en sus censos y los que lo hacen no aplican los mismos procesos y per�odos entre s�. Para llenar estas lagunas, los editores del BBY han recurrido a interpretar datos de otra clase, como la distribuci�n �tnica o procedencia nacional de la poblaci�n en aquellos pa�ses que los recolectan.

Adem�s del crecimiento natural (positivo o negativo) de la poblaci�n, que conlleva un ritmo de cambio ling��stico que podr�amos llamar generacional, dentro de un pa�s pueden producirse cambios m�s r�pidos a causa de los movimientos migratorios, que pueden formar nuevas minor�as ling��sticas o engrosar otras preexistentes. La repercusi�n de estos cambios en nuestros datos es peque�a; en parte porque los movimientos migratorios, al menos los registrados legalmente, son por lo general poco relevantes estad�sticamente a corto plazo; en parte porque los criterios empleados en los c�mputos tienen en cuenta �nicamente los hablantes nativos de una lengua en pa�ses donde �sta es oficial, lo que excluye, por ejemplo, minor�as tan importantes como la de los hispanohablantes en Estados Unidos.

En otro aspecto, los criterios empleados para la elaboraci�n de estas tablas tienen consecuencias m�s visibles. Al incluir en el censo de hablantes de una lengua los que la hablan en los pa�ses donde es oficial, aunque no sean hablantes nativos o de lengua materna [2], un cambio de oficialidad en un pa�s puede tener consecuencias significativas en el c�mputo general. A lo largo del a�o pasado, al menos tres pa�ses incluidos en nuestro estudio, Guinea Ecuatorial, Kenia y Ruanda, tomaron decisiones sobre sus lenguas oficiales a favor del franc�s y del ingl�s. Estas �anexiones territoriales� son tambi�n visibles en la tabla 1, que recoge la superficie geogr�fica de las cinco lenguas m�s extendidas del mundo, si lo comparamos con el cuadro equivalente del Anuario de 1998.


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Tabla 1
Superficie geogr�fica de las cinco lenguas m�s extendidas del mundo

 

Superficie

% Superficie del mundo

Ingl�s

39.742

29,6

Franc�s

20.449

15,2

Ruso

17.482

13,1

Espa�ol

11.990

8,9

Chino

9.610

7,2

Total Mundo

134.023

 

Suma de las superficies de los pa�ses donde cada lengua es oficial en miles de km2, y porcentaje de la superficie emergida mundial. Fuente: Britannica Book of the Year 1998 (events of 1997) [3].


Es evidente que no por declararse una lengua oficial se convierten de inmediato los habitantes de un pa�s en hablantes de esa lengua, pero las decisiones pol�ticas pueden tener indirectamente o a mayor plazo influencia sobre la distribuci�n demoling��stica de la poblaci�n, en particular si esas decisiones ata�en a la lengua principal de la ense�anza o al uso de las lenguas en la administraci�n p�blica.


En la tabla 2 se muestra el n�mero de hablantes de espa�ol en los pa�ses donde es oficial. Una vez m�s es preciso advertir que para el censo de hablantes se ha utilizado el concepto de lengua materna en un sentido amplio, sumando aquellos hablantes de espa�ol a los que se les supone un conocimiento de la lengua equivalente al de un hablante nativo. Esto incluye, por ejemplo, a los que el BBY registra como biling�es espa�ol-lenguas amerindias en pa�ses como Paraguay, Per� o Guatemala, y a quienes en Espa�a tienen como lengua materna otras lenguas peninsulares [4].


 

Tabla 2
Hispanohablantes en pa�ses y territorios donde la lengua espa�ola es oficial

 

N�mero de hablantes

Poblaci�n

Hablantes % poblaci�n

Argentina

35.300.000

35.409.000

99,7

Bolivia

6.810.000

7.767.000

87,7

Chile

13.080.000

14.583.000

89,7

Colombia

35.850.000

36.200.000

99,0

Costa Rica

3.382.000

3.468.000

97,5

Cuba

11.190.000

11.190.000

100,0

Ecuador

11.100.000

11.937.000

93,0

El Salvador

5.662.000

5.662.000

100,0

Espa�a

38.969.000

39.323.000

99,1

Guatemala

7.270.000

11.242.000

64,7

Guinea Ecuat.  [5]

443.000

443.000

100,0

Honduras

5.718.000

5.823.000

98,2

M�xico

92.890.000

94.275.000

98,5

Nicaragua

4.112.000

4.632.000

87,4

Panam�

2.088.000

2.719.000

76,8

Paraguay

2.805.000

5.089.000

55,1

Per�

19.440.000

24.371.000

79,8

Puerto Rico

3.741.000

3.809.000

98,2

Rep. Dominicana

7.650.000

7.802.000

98,1

Uruguay

3.050.000

3.185.000

95,8

Venezuela

22.060.000

22.777.000

96,9

Total

332.610.000

351.706.000

94,6

Estimaciones para mediados de 1997. Fuente: Britannica Book of the Year 1998. Para una informaci�n m�s detallada sobre el c�mputo de hablantes en cada pa�s, v�ase el Anuario del Instituto Cervantes 1998.


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La tabla 3 presenta algunos datos de procedencia diversa sobre los hablantes de espa�ol en pa�ses y territorios donde la lengua espa�ola no es oficial. Si los datos de la tabla 2 han de tomarse con las mayores precauciones, �stos son a�n m�s imprecisos, empezando porque la selecci�n de pa�ses se ha realizado en funci�n de la disponibilidad de las fuentes. Es probable, en este sentido, que haya tambi�n grupos significativos de hispanohablantes en Pa�ses Bajos, Reino Unido o Brasil, como los hay en B�lgica, Alemania o Filipinas [6
].
 

Tabla 3
Hispanohablantes en pa�ses y territorios donde
el espa�ol no es lengua oficial

Pa�ses

N�mero de hablantes

Alemania

140.000 [7]

Andorra

30.000

Antillas holandesas (Bonaire y Curazao)

189.602

Aruba

6.000

Australia

97.000

B�lgica

50.000

Belice

130.000   [8]

Brasil

43.901

Canad�

177.425

Estados Unidos

20.150.000

Francia

220.000

Filipinas

1.816.389   [9]

Gibraltar

10.061

Guam

793

Israel

50.000   [10]

Luxemburgo

3.000

Marruecos

20.000

S�hara Occidental

16.648    [11]

Suecia

56.000

Turqu�a

23.175

Islas V�rgenes

13.000

Suiza

123.708

Fuentes: Britannica Book of the Year 1998 (events of 1997), United Nations Demographic Yearbook, a�os sucesivos [12], y Ethnologue, Dallas, Summer Institute of Linguistics, 1996 (www.sil.org). Para una informaci�n m�s detallada sobre el c�mputo de hablantes en cada pa�s, v�ase el Anuario del Instituto Cervantes 1998.

 
NOTAS:
1. Estos criterios consisten en sumar los hablantes que el anuario de la enciclopedia Brit�nica (BBY) da como hablantes de una lengua materna s�lo de aquellos pa�ses donde la lengua es oficial. Se a�aden tambi�n los que la usan como lengua franca o en r�gimen de biling�ismo con otras lenguas dentro de los mismos pa�ses. Se ha aplicado un criterio lato en la identificaci�n de los hablantes de algunas variedades del ingl�s y del franc�s (creoles, patois) como hablantes de estas lenguas. La noci�n de �lengua oficial� se entiende tambi�n en un sentido amplio, incluyendo situaciones muy diversas, desde la oficialidad legal expl�cita hasta la costumbre generalizada y no escrita, pasando por oficialidades parciales o regionales dentro del mismo pa�s. No es infrecuente que la situaci�n legal de una lengua tenga poco que ver con su empleo real dentro de un pa�s dado. Aqu� seguimos el criterio del BBY.Arriba

2. Para el BBY, lengua materna es la primeramente aprendida por un individuo y, habitualmente, la que mejor domina. Sobre esta cuesti�n v�ase F. Moreno y J. Otero, �Demograf�a de la Lengua Espa�ola�, en El espa�ol en el mundo. Anuario del Instituto Cervantes 1998, Alcal� de Henares, 1998.Arriba

3. Las variaciones respecto a los datos recogidos en el Anuario del Instituto Cervantes 1998 se deben bien a correcciones de errores propios o de la fuente, bien a �anexiones� territoriales, tales como las de Ruanda y Kenia por el ingl�s, o la de Guinea Ecuatorial por el franc�s.Arriba

4. Este criterio institucional se ha aplicado tambi�n a los casos de Francia y el Reino Unido, entre otros, donde se supone igualmente un alto grado de homogeneidad ling��stica a pesar de las importantes minor�as de inmigrantes (magreb�es en Francia, asi�ticos en el Reino Unido) y de los recientes procesos de descentralizaci�n (especialmente en el Reino Unido y en Espa�a).Arriba

5. Se sigue aqu� el criterio de A. Quilis, quien considera biling�e a toda la poblaci�n guineana (v�ase el Anuario del Instituto Cervantes 1998, p�g. 75). El Britannica Book of the Year pone unos prudentes puntos suspensivos en la l�nea del espa�ol en Guinea Ecuatorial. Otras fuentes dan la cifra de 11.500 hablantes (Barbara F. Grimes, ed., Ethnologue, Dallas, Summer Institute of Linguistics, 1996; www.sil.org).Arriba

6. Estos datos no se han sumado a los de la tabla 2 para las comparaciones del espa�ol con otras lenguas, porque su �valor demogr�fico� es al menos discutible. Salvo en contadas excepciones, la existencia de estos grupos se debe a migraciones m�s o menos recientes y minoritarias, y su presencia en estos pa�ses es transitoria o no influye significativamente en el equilibrio ling��stico.Arriba

7. Esta es la cifra que recoge el BBY de 1997. En la edici�n de 1998 se ha suprimido este dato.Arriba

8. El BBY distingue: 130.000 hablantes de espa�ol como lengua franca y 72.000 nativos.Arriba

9. Estos datos, tomados del Calendario Atlante de Agostini 1997 (Novara, Istituto Geografico de Agostino, 1996), contrastan con el censo filipino de 1990, que dio un n�mero de hispanohablantes de 2.657.Arriba

10. Esta es la cifra que recoge el BBY de 1997. En la edici�n de 1998 se ha suprimido este dato.Arriba

11. Datos del censo espa�ol de 1970. El recuento de los hablantes de espa�ol entre la poblaci�n saharaui es particularmente impreciso, dadas las caracter�sticas del poblamiento en este territorio y la situaci�n pol�tica de la ex colonia espa�ola.Arriba

12. El Anuario Demogr�fico de las Naciones Unidas ofrece datos ling��sticos por �ltima vez en 1995 (datos de 1985 a 1993).Arriba


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