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ASOCIACION DE ACADEMIAS DE LA LENGUA ESPAÑOLA

 

 

REAL ACADEMIA ESPAÑOLA

Para explicar qué es la Academia Paraguaya de la Lengua Española, contaremos primero su historia. 

             La   fue establecida en el Paraguay, en la ciudad de Asunción el 30 de junio de 1927.

             Al momento de instalarse,  se expresó como finalidad principal de la corporación   “promover  y fomentar el cultivo de las bellas  letras y la ilustración de  la cultura literaria y filológica en lengua hispana en el Paraguay”.

            

Un  selecto  grupo  de  intelectuales  de  nuestro país  inició las actividades.

             Según datos obtenidos por  el Dr. Manuel Peña Villamil, fueron los primeros   académicos: Luis De Gásperi , Juan E. O’Leary , Anselmo Jover Peralta, Luis A. Lezcano, Roque Gaona, Marco Antonio Laconich, Mariano Morínigo,  Julio César Cháves, Hipólito Sánchez Quell, Manuel Riquelme, Gustavo González, Juan Stefanich, Justo Pastor Benítez, Pablo Max Ynsfrán, J. Natalicio González, Carlos R. Centurión, Justo Prieto, Luis Ruffinelli,   Efraín Cardozo, Raúl Sapena Pastor, J. Ezequiel González Alsina, y José Concepción  Ortiz .

             Además de los nombrados se incorporaron  –  Eligio Ayala, Eusebio Ayala, Cecilio Báez,  Fulgencio R. Moreno, Eloy Fariña Núñez, Delfín Chamorro, Arsenio López Decoud  y Manuel Domínguez .Fue electo presidente el Dr. Luis De Gásperi,  cuyo nombre, años más tarde, llevaría  la biblioteca del club Centenario.

             Lastimosamente, la corporación no lograba consolidarse, pese a que la integraban los más ilustres hombres de la época.

             Primero, suponemos que fue por  la Guerra del Chaco; en los años siguientes, por  la diáspora de un apreciable número de compatriotas; por la inestabilidad y los enfrentamientos políticos de esa época que todos conocemos, circunstancias éstas  que no fueron propicias para consolidar la corporación de la que hablamos. No se hallan  registros de qué pasó con la APPLE en esos  años.

             Alguien dijo una vez que la Academia Paraguaya era una entelequia, en la acepción irónica de la palabra. Hoy se diría “una realidad virtual.

             Y es verdad, la APARLE solo era una carpeta de apuntes que  el secretario llevaba bajo el brazo, donde fuera que se reuniesen sus miembros: en el Ateneo Paraguayo, en el Instituto Paraguayo de Cultura Hispánica, en el Unión Club y frecuentemente  en la casa del Académico Dr. De Gásperi.

             En el año 1951 se lleva a cabo el Primer Congreso de  Academias, en la ciudad de  México. Ante la ausencia del Paraguay,   fue comisionado el académico peruano Guillermo Hoyos Osores  con la misión de  que gestionara  los contactos  con sus pares paraguayos. Luego de casi un año de intentos  logró, por fin, un encuentro   con los académicos  Dr. De Gásperi, Jover Peralta, y Juan Stefanich . Esta reunión  se  llevó a cabo  en la ciudad de Buenos Aires.

             Existe  un Acta, de diciembre  de 1952, firmada en la capital argentina, Acta de la que podríamos llamar “ de una reorganización o    una segunda fundación de la Academia”. 

             Y lo curioso es que  a esa fundación concurren  - probablemente “por poder”  varios académicos ausentes:

  *Justo Pastor Benítez ,  reside en Río de Janeiro ;

 *Pablo Max Insfrán , vive  en los Estados Unidos;

 *Juan E. O´Leary ,  es Ministro ante la Santa Sede en Roma y

 *J. Natalicio González se encuentra  en México como embajador paraguayo.

  Pero, puesto que  eran Fundadores  de la instalación  anterior, no se podía ignorar su condición adquirida.

             A esa nueva etapa fueron llamados todos los anteriores académicos  nombrados y se incorporaron, ya  elegidos en propiedad: Doña Teresa Lamas de Rodríguez Alcalá, Doña Concepción Leyes de Chaves,  Hugo Rodríguez – Alcalá,  Justo Prieto, Osvaldo Chaves,  Juan Boggino y Miguel Pecci Saavedra.  Se confirmó la presidencia del Dr. De Gásperi que ya había sido electo en la primera oportunidad.

             Se establece entonces,  con miras a la redacción del Estatuto que la regirá, que los miembros serán Académicos de Número, Correspondientes (si viven en el extranjero) y Preeminentes.

             Es una corporación de plazas limitadas, ordenadas no por números sino por las letras del abecedario y  todas ellas  con igual valor.

             Cada letra corresponde a un sillón (o cada sillón corresponde a una letra); la membresía es vitalicia y por lo tanto, las vacancias sólo se producen por el fallecimiento de algún miembro.

             En este momento  la APARLE tiene 30 Miembros de Número, con letras mayúsculas y minúsculas.

             En la actualidad  la Academia funciona en el Rectorado de la Universidad Nacional, por una resolución del Consejo Superior  firmada por el Decano Dr. Luis Berganza en 1995 , documento que reza así:  “cede  en  usufructo a favor de la Academia Paraguaya de la Lengua Española, por el término de 25 años , dos  oficinas del Rectorado, para desarrollar sus actividades”.

             La APARLE dejó de ser una inconcebible abstracción.

             Como ejemplo, cito  los cursos gratuitos de gramática, que tuvieron notable número de participantes,  entre ellos,  maestros del interior quienes cada sábado concurrían al Rectorado para asistir a las amenas clases.

             Los profesores voluntarios fueron la Dra. Margarita Prieto Yegros, Dirma Pardo de Carugati y el propio presidente, Dr. Hugo Rodríguez- Alcalá

también me han preguntado varias veces, cómo se sostiene la APLE.. La respuesta es : por milagro.

              Todo comenzó en el Segundo Congreso , realizado en Madrid en 1956 , que recomendó entre sus conclusiones, que los Estados a los que pertenecen  las Academias celebraran un convenio.

             Los Gobiernos signatarios acordaron  prestar apoyo moral y económico a sus respectivas  Academias de la Lengua;  a proporcionarles una sede digna y una suma anual adecuada para su funcionamiento. Para ello, los gobiernos se comprometieron   a hacer incluir en sus  presupuestos las partidas necesarias para el cumplimiento de ese convenio.

             Este documento  fue registrado  en  la Secretaría General de la Organización de las Naciones  Unidas por el Gobierno de España.

             Nuestro país fue de los primeros firmantes y no solo eso: en 1963 el convenio fue ratificado, con un Decreto Ley, firmado por el Presidente de la República y entró en vigencia ese mismo año.

             Eso funcionó por un tiempo, pero ya en la era de la Democracia, de pronto la asignación desapareció.

             En 1999 el Presidente de la Academia, Dr. Juan Carlos Mendonça  recibió una nota oficial,   que  comunicaba  que había sido adjudicada  la suma anual correspondiente a la Academia. La resolución  se publicó en la prensa con precisos detalles de  la distribución  del presupuesto nacional. En el rubro para  la cultura y entidades sin fines de lucro, figuraba la Academia, hasta que finalmente, Pero esa asignación anunciada, nunca se pudo cobrar.

             Fue un peregrinar por las oficinas de distintos ministerios. Cuando ya todo parecía solucionado, se cambió  el Ministro de Hacienda  y se cambió  el procedimiento. Ni el Ministerio de Educación, ni el Viceministerio, ni el FONDEC, ni la Comisión Bicameral de Presupuesto tenían conocimiento de las gestiones.  Hubo  que empezar  de nuevo con  los trámites pertinentes. 

             Hoy nuestra academia trabaja arduamente y tiene presencia en la comunidad y en el exterior.

   
   
   
 

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