13 notas y consejos para Disneyland París

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Pues sí, este año hemos cumplido aquello que dejamos por escrito la década pasada. Y aunque (sorprendentemente) hay bastantes cosas que siguen vigentes, hay otras que ya no tanto.

Así que volvemos a la carga con otra lista de consejos que nos daríamos a nuestros yoes del pasado mismos si tuviéramos una máquina del tiempo… y que tal vez les sirvan también a nuestros yoes del futuro.

1. Hacer las reservas de restaurantes cuanto antes

Hay un montón de restaurantes en Disneyland París, pero los más cotizados son los que necesitan una reserva online. Si queréis ir a uno de estos, es superimportante reservar YA. Da igual cuándo leáis esto: va a ser muy complicado pillar mesa en las fechas que tenéis previstas, incluso aunque aún queden dos o tres meses para el viaje.

Tal vez no sea vuestro caso, pero a nosotros estas reservas nos condicionaban parte del día, según la hora y ubicación del restaurante. Por ejemplo, si teníamos reserva para almorzar en el Bistrot Chez Remy, que está en un extremo del Walt Disney Studios (el parque más pequeño), pues ya sabíamos que nos íbamos a pasar la mañana por los alrededores. Desde luego no íbamos a darnos la panzada de andar hasta allí desde el parque principal.

Eso sí, a día de hoy seríamos mucho más selectivos a la hora de reservar. Esta nuestra lista de los que probamos, ordenada de mejor a peor:

  1. Captain’s Jack: nuestro absoluto ganador. No sólo por el ambiente pirata, sino por lo que nos sorprendieron los sabores caribeños que probamos, mezclando cítricos y salados.
  2. Auberge de Cendrillon: aparte del tema Princesas (y Ratas de Cenicienta) revoloteando por el restaurante, los platos estaban realmente buenos.
  3. Walt’s: unas propuestas muy originales y deliciosas, además de ser el único segundo piso visitable de los edificios de la Main Street. Eso para mí ya es un plus.
  4. Bistrot Chez Remy: además del simpático juego de proporciones que te hace sentirte una rata más en el restaurante del final de Ratatouille, había una variedad de matices en todo lo que probamos que nos pareció al nivel de un restaurante top.
  5. Plaza Gardens Restaurant: el primero en nuestra categoría de «bueeeno, si no hay más remedio…» Buffet en un local de estilo victoriano, muy bien ambientado, pero buffet. Cuidado, que si hay personajes Disney la cosa sube de precio.
  6. PYM Kitchen: buffet también. La gracia está en los mini y maxiplatos, como si les hubieran aplicado partículas PYM: miniburguers, maxiperritos, etc. Mola, pero no tanto como para gastar una reserva en él.
  7. Agrabah Café: y buffet también. Igual lo pusimos en este puesto porque el tipo de gastronomía la tenemos muy vista (cous cous, ¡gazpacho! y cosas así), pero hay que reconocer que el ambiente de zoco tiene su puntito.
  8. The Steakhouse: la gran decepción. Nada de lo que probamos estuvo a la altura de las expectativas, y encima el restaurante está fuera de los parques.

Si tuviéramos que elegir otra vez, gastaríamos nuestras reservas en nuestro top 4 y luego repitiendo si hiciera falta. O iríamos a alguno de los que no necesitan reserva (Lucky Nugget, aún te recordamos).

2. La aplicación pasa de «recomendable» a «imprescindible»

Hace una década no había ni roaming, ni wifi, ni nada. Pero hoy día llevar la app es imprescindible por dos motivos:

  1. La información de tiempos de espera es esencial y está casi siempre actualizada. Esto te permite de una ojeada saber si merece la pena darse el palizón de desplazarse al otro lado del parque, o mejor aprovechar y montarse en lo que hay por los alrededores.
  2. Los pases rápidos de las atracciones se gestionan con la app, vinculando una tarjeta bancaria a ella para comprarlos. Eso sí, acordaos de borrar la tarjeta de la app en cuanto acabe el viaje. Hoy día nunca se sabe a quién van a piratear, por muy Disney que se sea.

Por cierto, hablando de los pases rápidos…

3. Los Fast Pass ya no son lo que eran

Bueno, ahora se llaman Disney Premier Access. Y no sólo han cambiado el nombre. Resulta que ahora los pases tienen un precio distinto según la atracción. Desde los 5€ por persona para el Star Tours o el Orbitron hasta los 18 eurazos por persona que te sablean para saltarte la cola del Crush’s Coaster.

Lo sangrante (pero lógico, por otra parte) es que los pases de mayor precio corresponden a los de las atracciones cuyas colas nunca bajan de los 50 minutos, que son precisamente el Crush’s Coaster, el Spider-Man W.E.B. Adventure y el Peter Pan’s Flight. Y lo decimos con conocimiento de causa, que estuvimos controlando los tiempos de espera durante los cinco días de nuestra estancia por si había alguna hora del día en que bajaran. Pero nada, estaban así desde primera hora hasta el final del día. Así que en estas atracciones no hay una elección ganadora: o pagas en tiempo o en dinero, y en ambas monedas el precio es caro. Tú decides.

Eso sí, jamás se me ocurriría pagar los 90€ por persona y día que piden por el pase Disney Premier Ultimate, que encima solo puedes utilizar una única vez por atracción. Al cabo de varios días ya le tienes pillado el tranquillo a cuándo van a estar más o menos despejadas casi todas las demás atracciones, así que no merece la pena gastar dinero en sus pases rápidos.

Ah, los reencuentros con viejos conocidos…

5. Si habéis ido a cabalgatas de Reyes Magos ¡que se note!

Saludad a los personajes Disney de los desfiles. A todos. A día de hoy siguen haciéndole caso a ese españolito raro que se desgañita saludándoles con ilusión (siempre que lo haga con respeto, claro). Incluso algunos se darán cuenta de dónde vienen y tratarán de demostrártelo con algún gesto.

Como ese Goofy del minuto 1:22 que nos caló bien calados 😛

4. Hablad en español desde el primer momento

Lo sé, somos españoles y nos puede la empatía y las ganas de demostrar lo majetes que somos, pero saludar al personal con un «bon jour» bienintencionado puede complicarnos un poquitín la vida. El cast member va a entender que queremos que nos hable en francés, y vamos a perder algunos segundos corrigiéndole y diciéndole «no, mejor en castellano».

Lo cual no es nada grave, claro… pero en nuestro caso hubo una vez en que casi recibimos una llamada de teléfono del mismísimo Mickey Mouse para felicitarnos el cumpleaños en idioma fransuá. Menos mal que nos dimos cuenta antes de tiempo.

7. Aunque sea agosto, llevaos una rebequita y pantalones largos

En serio. En mitad de este cambio climático pensábamos que nos encontraríamos franceses exánimes por las calles, debido a las altas temperaturas. Pues va y resulta que prácticamente todos los días tuvimos que ponernos unos chubasqueros plegables que nos salvaron la vida. Llovernos no nos llovió, pero bien abrigaditos que estuvimos.

8. No hace falta acampar dos horas para el espectáculo nocturno

El espectáculo nocturno se supone que empieza a las 22:00. Pues desde las 20:00 ya veréis gente sentándose en el suelo delante de la plaza central. Y claro, en cuanto ves que alguien lo hace ¿cómo no lo vas a hacer tú? Vaya a ser que pierdas un buen sitio…

Efectivamente, como era de esperar, resulta que no hace falta estar desde tan pronto. La clave está en que a eso de las 21:45 los cast members le piden a todo el mundo que se ponga en pie, con lo que la gente pasa a ocupar la mitad de lo que ocupaba sentada. Esto hace que se forme un pequeño revuelo cuando todo el mundo se levanta y se acerca un poco más, con lo que es fácil acabar mucho más adelante y en mejor sitio que antes.

Eso sí, hay que procurar buscar siempre estar en la ubicación más centrada posible, porque la distribución de los altavoces está pensada para que suene bien en el centro. Como te toque muy a la izquierda o muy a la derecha, vas a escuchar primero los altavoces que tengas cerca y un poquito después el mismo sonido, pero procedente de los altavoces que están en el lado contrario de la plaza. Un efecto que acaba resultando un poco molesto cuando llevas un rato.

Ah, por cierto, una cosa que me llama muchísimo la atención es la gran cantidad de gente que se ponen a grabar el espectáculo. Sobre todo cuando ya existen cosas así:

No entiendo la necesidad de gastar batería y almacenamiento. No sé, me parece mucho más útil grabar tus propias reacciones o las de la gente que te acompaña. O retransmitirlo en directo junto con tu cara a ese amigo que está tan tranquilo en la habitación de su casa (verídico: vi cómo alguien lo estaba haciendo y me pareció un puntazo eso de compartir el momento en vivo). Eso sí que va a ser único e irrepetible.

9. No hay diferencia de precio entre las tiendas de dentro de los Parques y la de fuera

Parece una tontá de información, hasta que te encuentras pensando por quinta vez si será mejor comprar ese regalo ahora o esperar a la salida para comprarlo fuera y no ir cargando con él todo el día. O si es mejor pillarse las orejas de Mickey en esa tienda tan adorable de Main Street y salir con ellas puestas, o esperar a ver si están más baratas fuera.

10. Hay fuentes de agua potable dentro del parque

Esto lo pongo por aquí porque en su momento vi algún Youtube recomendando dónde comprar agua más barata… y ya íbamos nosotros cargando con nuestras propias botellas, con la impresión de que aun así pasaríamos sed.

Pues resultó que había fuentes por doquier, algunas incluso dedicadas exclusivamente a rellenar tu botellita. Normalmente están localizadas a la entrada de cada aseo. Y esto de los baños lo digo por experiencia, porque en este viaje el PequePirata ha hecho que me los conozca prácticamente todos.

Cómo será la cosa que, como se ve en la imagen, incluso hay un apartado de la app dedicado a localizar las fuentes.

11. En los hoteles hay suficientes enchufes para tres móviles

Cuando hicimos la reserva en el Disney Sequoia Lodge leímos algunos comentarios sobre lo viejito que ya estaba, y que había pocos enchufes en las habitaciones.

A ver, es verdad que igual le vendría bien una reformilla, pero sigue siendo un hotel Disney y las habitaciones están muy muy bien. Y en cuanto a los enchufes, pues nos encontramos con este bicho sobre una mesa:

Un hub con carga inalámbrica, tomas USB y USB-C y un enchufe «normal». Por cierto, que las tomas en Francia son de tipo E, es decir, tienen esa clavija fija que impide que se claven algunos de nuestros enchufes de tipo F…

Pero bueno, fue más que suficiente para tener nuestros tres móviles cargados al 100% todos los días. Ahora, si queréis llevar más equipos… ahí ya no sé.

12. Merece la pena repetir en el Star Tours

Hace diez años os habría dicho que, vista una vez la historia, no hacía falta verla más veces. Y menos cuando había aquellos tiempos de espera.

Sin embargo, en esta ocasión los tiempos de espera han sido muy razonables, en algunas ocasiones hasta de los más bajos del parque… por lo que me metí una segunda vez con PequePirata. Cuál no sería mi sorpresa cuando vi que ¡la historia y los personajes no eran los mismos! Y encima, cuando llegaron más tarde mi Reina y Fusa de haber montado en el siguiente turno, nos contaron que para ellas la historia había tenido otros personajes completamente diferentes.

Y es que resulta que desde 2017 en cada viaje hay cuatro partes que se cambian aleatoriamente: el principio, la transmisión holográfica, el desvío y el destino final. Dicen que así puede haber unas 96 combinaciones diferentes… pero no sé si me tiraría allí todo un día para verlas todas 😛 Además, para un purista puede hacérsele bola el que aparezca primero Darth Vader y luego la batalla de Jakku.

En cualquier caso, esta aleatoriedad, junto con los efectos 3D y tal, hacen que sea una buena idea pasarse un par de veces o tres por la atracción, si no hay otra cosa más importante que ver.

13. La zona de los superhéroes es de las más animadas

Situada en lo más profundo del Walt Disney Studios, el Avengers Campus es una calle estrecha que se llena de gente con facilidad y en la que constantemente están pasando cosas: Spiderman haciendo cabriolas y saludando desde lo alto de un edificio, Thor y Loki saliendo de un restaurante para ir al otro lado del campus, la Viuda Negra y Black Panther peleando contra Taskmaster y sus secuaces en otro edificio, una demostración de combate de las Dora Milaje… todo esto hace que se haga mucho menos pesado esperar en la cola de un restaurante o de alguna de las atracciones, dónde va a parar.

¿Repetiremos?

Pues seguramente sí. Peeero me da a mí que no le dedicaremos tanto tiempo como hasta ahora. Mi Reina insiste en que ya van dos veces que hemos pasado por Francia sin visitar París, así que a la tercera no tendremos más remedio que visitar la capital de Gabacholandia y luego pasarse un par de días por los parques, a ver cómo es la nueva zona de Arendelle que estaban preparando y cómo han dejado el Disneyland Hotel, que estaba de reformas.

En cualquier caso… bueno, igual consigo que Fusa haga frente común conmigo y arañemos algún día de estancia más. A fin de cuentas, para ella sigue siendo también el lugar de la Magia con mayúsculas, incluso después de tanto tiempo 😉

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