Cambiando de ordenador

2

Ya hace más de cuatro meses de todo esto, pero aún así quiero dejar constancia por aquí. Sobre todo como recuerdo del fiel equipo que me ha acompañando durante la friolera de diez años.

Un párrafo de silencio por él.

Pero también me gusta escribir estos posts sobre tecnología de ahora por las risas de dentro de unos años. Fijo que me reiré de cómo lo flipábamos a principios de siglo con ordenadores pre-cuánticos del tamaño de droides, sin inteligencias artificiales integradas ni capacidad hiperespacial. Como me pasa ahora cuando releo mis artículos etiquetados con «android«… 😛

Mi anterior montura

Comprado online en Xtremmedia nada menos que el 1 de septiembre de 2014, sus características originales fueron las siguientes:

Procesador Intel Core i5-4670 3.4GHz
Placa Base Asrock H97 PRO4
Tarjeta Gráfica GigaByte GTX 770 OC 4GB GDDR5
Memoria RAM DDR3 G.Skill Sniper 2x4GB DDR3 1.886 Mhz 1.5V
Fuente de alimentación Antec True Power TP650C 80 Plus Gold 650W
Disipador CPU Cooler Master 212 EVO
Caja Cooler Master K380

A esto hay que añadir que si el Windows 7, que si los discos duros… y caprichos míos como una bahía multipuerto que nunca llegó a funcionar bien. Total, 1.088 € de vellón de los de entonces. Y sin tener en cuenta el fabuloso monitor Asus VX239 que me regalaron los Reyes.

Con el paso de los años le metí más memoria RAM y tuve que sustituir tres componentes; el disipador, la tarjeta gráfica (que murió en 2020)… Y lo que más susto y trabajo me dio: el disco C. No por las fotos, los proyectos o los juegos, que desde siempre los he ido situando en otras unidades (y respaldadas). Pero al final uno acaba acostumbrándose a cómo está configurado el Windows, y quieras que no siempre hay aplicaciones que tiran desde el C. Y hay que ver lo que cuesta adaptarse cuando cambian cosas como el fondo de escritorio o la distribución de los iconos en la pantalla.

Así que a finales de 2023 éstas eran las especificaciones de mi fiel montura.

Procesador Intel Core i5-4670 3.4GHz
Placa Base Asrock H97 PRO4
Tarjeta Gráfica NVIDIA GeForce GTX 1660 Super
Memoria RAM DDR3 Corsair 16GB (2x8GB) PC3-12800 (800 MHz)
Fuente de alimentación Antec True Power TP650C 80 Plus Gold 650W
Disipador CPU Corsair ML140 de 140 mm
Caja Cooler Master K380
En cursiva, los cambios

Y este cacharro, junto con el monitor Asus VX239, me permitió jugar a prácticamente cualquier cosa que le echara durante la última década. De hecho, sigo pensando que ese último vídeo de Castigado a Jugar se ve razonablemente bien para ser un juego relativamente moderno.

Sin embargo, dos cosas me convencieron de que era el momento de cambiar de ordenador. La primera, ese aviso de Windows 10 dándome la murga con que mi CPU era demasiado antigua como para poder actualizar a Windows 11. Pero la definitiva fue contemplar la fluidez de movimientos de los gráficos del Genshin Impact en el portátil de Fusa. ¿Cómo podía ser que un simple portátil tuviera más potencia que mi torre? Ahí ya tomé la decisión.

Informándome

Mi objetivo era hacerme con un equipo cuya base me durara al menos otra década. A lo tonto, esa decisión ya implicaba dejar fuera dos cosas:

  • Los portátiles, porque en cuanto se escachifla algún componente hay que decirle adiós a todo el equipo.
  • Los ordenadores ya configurados, porque en mi experiencia siempre traen algún componente inferior para ajustar el precio, que luego hace cuello de botella para la potencia del resto.

Así que nada, de vuelta a los foros a ver qué se cocía en hardware en esta década. Durante varias semanas estuve empapándome de nuevo del lenguaje técnico, las tendencias, las especificaciones y demás.

Una vez tuve más o menos claro los componentes que buscaba, los estuve probando en PcPartPicker y en los constructores de PcComponentes y CoolMod. Las tres son unas herramientas imprescindibles, ya que te señalan qué posibles problemas de compatibilidad van a tener esos componentes que has elegido cuando los pones todos juntos.

Y cuando lo tuve más o menos claro, fui y pregunté directamente en los foros de ElOtroLado, donde los expertos de allí te señalan esos pequeños detalles en los que no había reparado.

Mi nuevo equipo

Al acabar todo este periplo, esta fue la configuración que me pillé en CoolMod:

Procesador Intel Core i9-13900K 5.8GHz Socket 1700
Placa Base ASUS TUF Gaming Z790 Plus WIFI
Tarjeta Gráfica Asus GeForce TUF Gaming RTX 4070 Ti 12GB GDDR6X DLSS3
Memoria RAM DDR5 Corsair Vengeance 64GB 2x32GB 6400MHz CL32
Fuente de alimentación Gigabyte UD750GM 80 Plus Gold
Disipador CPU Noctua NH-D15 Chromax.black
Caja Cooler Master Masterbox NR600

Me hubiera gustado ser fiel a la marca de la placa base que tanto me había durado, la Asrock, pero no pudo ser. También opté por no incluir refrigeración líquida, básicamente por ese miedo atávico que tengo a los líquidos cerca de cosas electrónicas. Y hay que ver qué difícil es encontrar hoy en día cajas, memorias RAM o Tarjetas gráficas que no estén forradas de lucecitas LED de colores por todas partes.

Pero claro, de poco me iba a servir semejante bicharraco con ese pedazo de tarjeta gráfica si continuaba con un monitor cuya frecuencia de refresco seguía en los 60 hz. No tenía más remedio que hacerme también con un monitor nuevo. Después de mucho comparar elegí un ASUS TUF Gaming VG27AQA1A de 27 pulgadas… que estuve a punto de devolver cuando llegó.

Y es que el soporte con el que viene de serie no permite bajarlo mucho, con lo que no cabía en el hueco de mi despacho:

No sé si me hice un lío con las medidas, o que no vienen bien explicadas en las especificaciones online. Estuve tentado de dejarlo así, sin base y apoyado contra el fondo, pero hubiera sido un peligro constante. Cualquier vibración o golpe y hubiéramos tenido un disgusto serio.

Lo que me salvó es que el monitor tiene enganches compatibles con soportes VESA. En Amazon pude localizar un pie que era justo justo lo que necesitaba. Y gracias a él…

Todavía no sé por qué las casas de monitores no los envían con unos soportes mucho más flexibles. En fin.

Probándolo

En cuanto llegó la torre y la tuve enchufada y conectada al monitor, me pillé una clave OEM de Windows 11 e instalé el sistema operativo. Luego tocó ir reconectando todos los discos duros que tenía del anterior ordenador en la misma secuencia de antes. Como comentaba un poco más arriba, tengo mis programas, vídeos, etc esparcidos por diferentes unidades para prevenir una pérdida masiva cuando pete alguno. Por si os surge la curiosidad, en estos momentos tengo cuatro unidades internas y otras cuatro externas.

Y una vez terminado todo el proceso, lo primero que hice fue… instalar el Genshin Impact, por supuesto. Había que comprobar si se veía mejor que en el portátil de Fusa… pero fue una prueba que no me dejó muy satisfecho, la verdad, o al menos a simple vista. Después de todo, el de Fusa es todo un portátil gaming.

Sin embargo, la nueva tarjeta gráfica es RTX, con lo que trae con algo que la del portátil de Fusa no tiene: ray tracing, la capacidad de simular en tiempo real cómo interactúan los rayos de luz con los objetos y superficies de los videojuegos en 3D, produciendo así unas imágenes detallas y mucho más realistas que hasta el momento.

Ahora mismo la lista de juegos que soportan esta tecnología no es muy larga, pero tengo algunos en mi colección. ¿Me engancharía por fin al Witcher 3, después de todo? ¿Le daría un tiento al Deathloop? Pues… nah. Por qué iba a quedarme con segundones cuando tenía en mi haber nada más y nada menos que el primero de esa lista que acabo de enlazar.

El Minecraft.

Sí, amigos. Me instalé un juego basado en pixelazos gordos (bueno, más bien vóxeles gordos) para probar una tecnología dedicada a lograr el fotorrealismo posible. Pero antes de que me llaméis de todo, tenéis que saber que una de las primeras cosas que sacó NVIDIA para demostrar esta tecnología fue un mod para el Minecraft. Por algo será 😋

Lamentablemente, durante el trasvase de datos y el cambio de discos duros de un lado a otro, perdí el principal mundo de Minecraft en el que había estado trabajando durante años con mis peques (y que sale brevemente al principio de este vídeo). Una pérdida que aún no me termino de explicar, porque los archivos de los mundos estaban ahí, pero con 0kbs de peso… pero fueron una razón más para volver a entrar.

Y en cuanto lo inicié se me quedaron los ojos como platos. Me pareció todo tan bonito y espectacular que me puse a grabar cómo era un ciclo de día y noche con ray tracing. El resultado es este vídeo que ahora mismo es mi fondo de pantalla.

En las semanas siguientes me volví a enganchar cosa mala, explorando un nuevo mundo con este aspecto tan flipante. Aprendí a construir sencillas torres de tierra o piedra mientras avanzaba, a modo de pistas para facilitar que mis peques me encuentren cuando entren por primera vez. Torres que luego he ido sustituyendo por estatuas de pollos… pero eso es otra historia 😁

Lo que no he podido encontrar es un pueblo tan guay en medio de unas montañas, como el que tenía en aquel mundo anterior. Pero en cambio he encontrado un mar interior con una sola aldea en la costa, y estoy utilizándola de semillero para convertirlo en una especie de Mare Nostrum: construyendo aldeas en las costas y repoblándolas con aldeanos. Y claro, con unos paisajes tan espectaculares ahora, es que da gusto seguir explorando y encontrando nuevas ubicaciones. Una auténtica pasada.

En fin. Tal vez un día de estos me anime a darle caña de verdad a la tarjeta y me ponga en serio con el Red Dead Redemption 2. O a probar de una vez el Baldur’s Gate 3. Pero es que sospecho que este último me va a enganchar demasiado y no sé si estoy con el chip mental adecuado…

Artículo anteriorDados de rol para mayores de 14 años
Artículo siguienteDe dudas existenciales, mingas digitales y cinemáticas brutales: mis primeros minutos en el Baldur’s Gate 3

2 COMENTARIOS

  1. A disfrutar del cacharro nuevo y por muchos años, maese.
    Yo también ando cambiando equipos. A finales de año nos regalamos un nuevo ordenador para el salón (hasta la fecha veníamos usando portátiles viejos). Lo que más me sorprendió es los problemas que dio conseguir una unidad óptica interna.

    Ahora quiero renovar el sobremesa para jugar al Baldurs 3, pero no sé al final si podrá ser o no. En todo caso, será algo más modesto que tu pedazo de bicho.

    • Pue curiosamente, lo del DVD/CD ni me lo había planteado para este bicho. Tengo en la misma estantería toda una hilera de videojuegos en esos formatos… pero también una cuenta de Steam a rebosar de videojuegos que aún no he tocado.

      Pero me has hecho replanteármelo. Voy a darle una vuelta. 😉

      Y espero que lo del sobremesa sí pueda ser. Lo del ray tracing es perfectamente prescindible ahora mismo, y sin eso seguro que encuentras configuraciones mucho más asequibles pero no menos potentes… porque ese Baldur’s Gate 3 hay que jugarlo sí o sí, maese. ¡Nos va la honrilla de roleros en ello! 😛

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.