Una sociedad más inclusiva y auténtica

Hoy, y durante la semana en curso, estaremos compartiendo las historias de algunos jóvenes, sus vivencias dentro de los espacios universitarios en la búsqueda de la igualdad de derechos.

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Ilustración: Juan Ruiz — @jucaruiz

Danilo Serrano, Universidad de La Habana

La Constitución en Cuba refrenda la protección de sus cuidadan@s, sobre todo derechos y garantías, la no discriminación por orientación sexual, identidad de género, color de la piel, religión u origen étnico. Actualmente el Estado y el Gobierno trabajan en la reestructuración de nuevas disposiciones en el ámbito jurídico y social para mayor protección de sus ciudadanos.

La universidad, el mejor lugar para promover la igualdad y cero discriminación, ocupa hoy día un lugar estratégico en favor de la construcción de una sociedad más justa e igualitaria, sin odios, sin discriminaciones. Nuestras universidades trabajan bajo un modelo de educación inclusiva.

Desde mi experiencia la Facultad de Comunicación realiza acciones afirmativas, fomentando espacios libres de discriminación y de violencia caracterizados por la inclusión, la tolerancia, el diálogo y el respeto mutuo. Esto también es transversal en los planes y programas de estudio, donde se incluyen materias vinculantes de derechos humanos y no discriminación mediante la comunicación inclusiva.

La Facultad se concentra en que sus estudiantes promuevan actividades de investigación y difusión para que adopten un enfoque de educación inclusiva en las diferentes áreas académicas, en eventos y en la participación en los proyectos de desarrollo social.

Así mismo ha sido de las principales aliadas de campañas como Únete de las Naciones Unidas en Cuba y ¡Súmate!, con un alto nivel de compromiso en construir sociedades libres de discriminación y violencia.

Pero me pregunto, ¿es así en todas las universidades del país? ¿Los estudiantes sienten este apoyo institucional?

Como joven pienso en lo importante que es la formación integral y la educación con perspectiva de género ya que no está separada de las políticas gubernamentales las cuales respaldan la educación pública.

Creo en las personas y sumo mis esfuerzos a continuar creando espacios dialécticos, participativos, dinámicos y romper con la reproducción de los estereotipos por una sociedad más inclusiva y auténtica.

Diseño: Alejandro Sosa.

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La Habana te espera

Kathy, Universidad de La Habana

Ella era una chica rebelde. Chica inteligente y grandilocuente, además; de esas que te psicoanaliza y encuentra la palabra perfecta en el momento exacto para hacerte enloquecer. Había terminado de estudiar Psicología y yo cursaba mi último año en la facultad de Biología. Nos conocimos por casualidad y congeniamos enseguida. Me miraba a los ojos y me volvía su cómplice.

Cuántas madrugadas desandamos la ciudad entre 500 y luces. La Habana siempre dispuesta a complacer tus caprichos y yo con ella, a vestirse de gala para recibirte y yo con ella, a desnudarse para ti y yo con ella.

Qué habilidad para hipnotizar y volar alto. Siempre me encantó la forma nerviosa en que hacíamos sentir a los demás cuando de romance se trataba y el deseo incontrolable de los chicos con quienes compartimos atardeceres en el Malecón. Nunca nos incomodaron los comentarios espinosos, ni las miradas de desaprobación porque creemos en el amor libre y en que nos gustan las personas y lo que llevan en su corazón, no en el recipiente que muestran al mundo. Por eso me llenó el corazón de lágrimas su último abrazo. Yo sabía que tratar de retenerte era como querer tocar el viento con los dedos y el viento necesita fluir.

Nos despedimos sin llorar porque así de fuertes nos volvió nuestro romance, complicidad, amistad. Pero nos basta cualquier motivo para estar pegadas a la pantalla y llorar como locas cuando nos extrañamos, cuando estamos tristes o felices diciendo casi al unísono, ojalá estuvieras aquí.

La distancia que nos separa nunca será tan grande como la necesidad de reencontranos. La Habana te espera y con ella yo.

Le sugerimos…

¿Por qué, asere?

«Dígase hombre y ya se han dicho todos los derechos»