The Wayback Machine - https://web.archive.org/web/20090303101434/http://www.rapanuivalparaiso.cl:80/in_troduc.htm
 
   

 

 
 
 
 

CULTURA RAPA NUI ONLINE.

José Miguel Ramírez Aliaga

 

Los textos desarrollados en cada capítulo derivan de anteriores publicaciones (en particular, Ramírez y Huber, 2000, y su versión en castellano, el Manual de Arqueología e Historia Rapa Nui recogido en memoriachilena.cl http://www.memoriachilena.cl ,así como del material de difusión elaborado a lo largo de varios años, en el Museo Fonck (1981-1992), el Parque Nacional Rapa Nui (1993-1999) y en el Centro de Estudios Rapa Nui de la Universidad de Valparaíso (2001-). La bibliografía, los archivos y los links se irán seleccionando para cada tema, para reconocer los aportes originales de un sinnúmero de autores. Con este trabajo en formato digital, nos acercamos al objetivo de difundir la cultura rapanui en la forma más amplia posible, para contribuir a su preservación.

 

La singularidad de Rapa Nui l Polinesia: formación del escenario

Ecosistemas dinámicos y frágiles l La navegación en Polinesial

El poblamiento en Polinesia

 

El nombre

 Curiosamente, uno de los misterios sin resolver es el propio nombre de la isla. Entre las versiones tradicionales se cuentan Te Pito o te Henúa" (El ombligo del mundo) o Te Pito o te Kainga (la matriz), y Mata ki te rangi” (ojos que miran al cielo). Los actuales isleños adoptaron el nombre Rapa Nui para su isla y cultura. Fue bautizada como Rapa Nui (Rapa grande) por los marinos que surcaban esa zona del Pacífico a fines del siglo XIX, por su parecido con Rapa Iti (Rapa chica), ubicada a unos 5.000 km al oeste. El nombre oficial, Isla de Pascua, fue dado por los marinos holandeses que la redescubrieronpara Occidente un domingo de Pascua de Resurrección, el 5 de Abril de 1722.

 

 

La singularidad de Rapa Nui

 Rapa Nui está ubicada en el vértice oriental del gran archipiélago conocido como Polinesia. En el vértice norte se encuentra Hawai’i, y en el suroeste Nueva Zelanda (Aotearoa). Hace unos tres mil años, navegantes procedentes del sudeste asiático se encontraban en la puerta de acceso a la Polinesia, en Tonga y Samoa. A partir de ese momento, y a lo largo de los siguientes mil años en su desplazamiento hacia el este, desarrollaron lo que se conoce como Cultura Polinésica Ancestral, compartida por cientos de grupos asentados en una multiplicidad de islas que presentan diferentes condiciones ambientales y, en consecuencia, diferentes formas de adaptación que con el tiempo generaron una amplia variedad de expresiones sociales y culturales.

Rapa Nui se encuentra en condiciones extremas de aislamiento, en el punto más alejado de cualquier otro lugar poblado del planeta. Las manifestaciones más conocidas del desarrollo histórico cultural rapanui son sus famosas esculturas monolíticas (moai), los altares megalíticos (ahu) y un tipo de escritura jeroglífica (rongo rongo) que aún se resiste a ser descifrada, junto a avanzados conocimientos de ingeniería y astronomía. Aunque los avances logrados en la isla parecen imposibles, se pueden reconocer sus raíces polinésicas. Estos logros fueron el resultado de un proceso complejo, en donde las especiales condiciones del ambiente se conjugaron con una sociedad estratificada, orientada al control de territorios a través de la competencia por el prestigio, con jefes de carácter semi-divino,con el apoyo de una ideología centrada en el culto a los ancestros, y en base a una intensiva producción de alimentos.

En realidad, el verdadero “misterio” de la isla no es tanto el de los moai y las técnicas para su transporte, que es un tema de ingeniería presente en muchas culturas del mundo, sino lo paradójico que resulta el surgimiento de una cultura compleja en tal condición de aislamiento.

Normalmente, las Altas Culturas o Civilizaciones surgen y se desarrollan en condiciones favorables para la producción de alimentos, en donde una población relativamente grande se encuentra en fácil contacto con otras poblaciones, de cuyos intercambios de ideas y productos surgirán los nuevos avances. El conocimiento que tenemos de lo que ocurrió en la isla escapa de la norma. Sin embargo, es posible que esa imagen de aislamiento no sea tan real, y que el ambiente de la isla fuera mucho más rico de lo que se pensaba. También está en duda el antiguo modelo de la sobre explotación humana como explicación de la crisis ambiental que provocó el colapso de la cultura rapanui hacia fines del siglo XVII. Como sea, el caso Rapa Nui es uno de los procesos más fascinantes de la historia de la Humanidad.

 

 

Polinesia: formación del escenario

 

Hace cientos de millones de años, en el planeta existía un solo continente, denominado Pangea, que comenzó a quebrarse hace unos 100 millones de años. A partir de los estudios de Alfred Wegener (1915), sabemos que la corteza terrestre consiste en placas móviles separadas por grietas, donde se produce la separación por surgimiento del magma, provocando choques que levantan grandes cordilleras (los Himalayas), o la subducción de una placa bajo otra contigua (la placa de Nazca, que transporta la Isla de Pascua hacia el este a razón de unos 10 cm por año, penetra bajo la placa continental sudamericana, provocando el volcanismo en la cordillera de Los Andes) .

El margen oeste del Pacífico (Nueva Caledonia, Nueva Guinea, sectores de Nueva Zelanda) formaba parte de Gondwana, el gran continente que se formó en el hemisferio sur, por lo cual su composición rocosa es más antigua y compleja. El borde oeste de la Placa del Pacífico formó islas como Vanuatu, Fiji, Tonga y las Solomon. Estas islas son llamadas “islas arco”, también llamadas “islas continentales”, surgidas en los bordes de las placas.

En el interior de las placas se producen islas de otro tipo, a partir de los “puntos calientes”, donde el magma sale desde las profundidades del manto. Con el tiempo, la nueva isla se mueve fuera del “punto caliente” a medida que se mueve la placa. La mayoría de las islas del Pacífico son de este tipo, formando cadenas de islas (archipiélagos de Hawai’i, Tuamotu, Marquesas, Sociedad, Australes, sur de las Cook, y Samoa).

El proceso geológico incluye una serie de etapas: volcanismo; surgimiento por levantamiento de la corteza, erosión por viento, corrientes y mar; a menudo, volcanismo posterior piroclástico (explosivo); erosión y reducción de la masa; formación de arrecifes de coral en las zonas tropical y subtropical; completa erosión y desaparición del cono volcánico, quedando un atolón de coral, y eventual hundimiento final. El ciclo completo dura unos 75 a 80 millones de años.

 

 

Ecosistemas dinámicos y frágiles

La edad geológica influye directamente en la topografía y la biodiversidad. Las islas nuevas (300.000 años) tienen suelos delgados, sin corrientes de agua permanentes. Las más antiguas (unos 5 millones de años) están profundamente erosionadas por cursos de agua permanente, valles con ricos suelos y una costa protegida por extensos arrecifes de coral (hasta los 24 º de latitud al Sur o Norte).

Estas condiciones ambientales jugaron un rol importante en la colonización de las islas y el desarrollo cultural de sus eventuales colonizadores. Los tipos de islas originadas en las placas son: las “islas altas” como Hawai’i, Tahiti, Rarotonga, o Rapa Nui; los “atolones coralinos”, formados sobre masas volcánicas que se han hundido, como Aitutaki; y las del tipo makatea, en donde los atolones de coral o formaciones de arrecifes han emergido por actividad tectónica, como Henderson. Islas como Anuta, con menos de 1 km2 y 80 m de altura, sostienen 160 habitantes. Formas intermedias de atolones tienen una laguna interior rodeada por una barrera de coral.

Esta gran diversidad ecológica y ambiental es la característica más relevante del Pacífico. Los procesos biológicos de dispersión, colonización y evolución cubrieron las islas de una rica flora y fauna, distinta de los continentes. Esas variables ambientales son claves para comprender el poblamiento humano.

Vientos y corrientes, junto a las distancias entre islas, influyeron en el desarrollo de métodos de navegación y las habilidades marineras de los antiguos colonizadores del Pacífico. Por su parte, las limitaciones en alimentos vegetales y animales ayudaron a moldear las economías de subsistencia de los pueblos oceánicos. Variaciones en el suelo, pluviosidad y clima, requirieron adaptaciones de sus prácticas hortícolas. La disponibilidad o ausencia de materias primas (basalto, pedernal, obsidiana, concha, fibras), tambiénjugaron un rol en el desarrollo de la cultura material. En este sentido, el ser humano no fue tanto “determinado” por el ambiente, sino en parte limitado y estimulado para la creación de cultura.

En algunas circunstancias, el ser humano modificó esas condiciones naturales, con o sin intención. En las islas más remotas del Pacífico, muchas de las cuales estaban aisladas biológicamente antes de la llegada del hombre, la llegada de los colonizadores humanos a menudo tuvo un efecto dramático sobre el ecosistema. Sin embargo, se trata de procesos dinámicos a lo largo del tiempo, en donde intervienen tanto las presiones humanas como los fenómenos naturales (de tipo cíclico, como el fenómeno de “El Niño”, o catástrofes como grandes erupciones o cambios climáticos como la “Pequeña Edad del Hielo”).

La variabilidad climática incluye desde el húmedo trópico (Tahiti) hasta zonas templadas (Nueva Zelanda), aunque la mayoría de las islas se encuentra en la zona tropical o subtropical. Algunas islas altas crean microclimas en altura, con ambiente alpino y tundra, cuyas cumbres reciben nieve en invierno.

El viento y las precipitaciones se presentan de distinta manera en los lados este y oeste de las islas. Los vientos predominantes soplan desde el este, y provocan mayores precipitaciones en las laderas expuestas al oriente, produciendo una vegetación más abundante. El lado opuesto resulta más seco, con menor vegetación. En Polinesia, la disponibilidad del agua fue un factor crítico para la horticultura, por lo cual las diferencias en pluviosidad jugaron un rol importante.

En general, los rasgos básicos de la “insularidad” son el aislamiento y el reducido tamaño. Estos rasgos otorgan a las islas una mayor vulnerabilidad frente a la llegada del hombre. En las islas se produce un aumento de la inestabilidad (entropía) cuando se rompe el aislamiento, debido a la limitación de la biodiversidad, la reducida competencia inter-especies, y la protección de la competencia externa y consecuente preservación de formas arcaicas o mal adaptadas.

Entre los factores que inciden fuertemente sobre las islas está la introducción de nuevas plantas y animales, la llegada de nuevos depredadores, como las ratas, y los sistemas hortícolas que incluyen la tala y roza (corte y quema de bosques para la plantación de tubérculos). Entre las especies más sensibles a la extinción como consecuencia del impacto humano, se encuentran las aves.

 
 
 
La navegación en Polinesia

Mucho antes de que en Occidente se inventaran los instrumentos que servían para orientarse en mar abierto, los maestros polinesios de la navegación usaron todos los elementos de la naturaleza para construir un mapa mental que incluía datos astronómicos, olas y corrientes, patrones de vuelos de las aves, señales en el mar y en tierra, para explorar y colonizar un territorio gigantesco.

La excepcional capacidad de esos antiguos navegantes se expresó en el desarrollo de embarcaciones de gran rendimiento: la canoa de doble casco (vaka, catamarán) y la versión con un casco y balancín (vaka ama).

En el día, el Sol entrega importantes datos, en especial al amanecer (se debe memorizar el carácter del mar, dirección del viento, corrientes). Un maestro de la navegación era capaz de identificar por su nombre cada ancho y color de la estela del sol sobre el mar. Al atardecer repetían las observaciones, para registrar los cambios.

La posición del Sol cambia a lo largo del año. Puesto que la tierra está inclinada 23,5 º sobre el eje de traslación, el Sol parece moverse sobre una eclíptica y a través de una serie de 12 constelaciones llamada zodíaco. En su movimiento aparente, para el hemisferio sur, el Sol se mueve hasta un punto extremo en el Norte (23,5 º Lat. N) en el Solsticio de Invierno (21 de Junio), y hasta un punto extremo en el sur (23,5 ª Lat. S) en el Solsticio de Verano (21 de Diciembre). En los equinoccios de primavera (Septiembre) y otoño (marzo), el Sol parece estar sobre el Ecuador celeste, y se mueve exactamente en el plano este-oeste.

Para orientarse en la noche, tenían registradas unas 220 estrellas, diversos planetas y la luna. Sin embargo, la mayor parte del tiempo no es posible observar el cielo. Se sabe de antiguos navegantes capaces de sentir las corrientes desde el interior de la canoa, como parte de un proceso de aprendizaje que podía tomar toda la vida.

Una de las estrellas más importantes para la navegación es la Cruz del Sur. A medida que se viaja hacia el sur, aparece cada vez más arriba del horizonte. En la Latitud de Hawai’i (20º N), la distancia entre la estrella superior y la inferior es igual a la distancia entre la estrella inferior y el horizonte. En Nuku Hiva (Marquesas), a 9º S, la distancia entre la estrella inferior y el horizonte es 9 veces la distancia entre la superior y la inferior.

Las salidas y puestas de los astros se fijan en un “mapa estelar” mental, en donde cada “casa” tiene un nombre. Unas 24 estrellas (y el Sol) son los marcadores más importantes.

Para mantener el curso, el navegante alinea las salidas y puestas a marcas en los bordes de la canoa. Había 8 marcas en cada lado, cada una pareada con un punto en la popa, dando orientaciones a las 32 casas estelares.

El punto donde sale un astro se ubica en la misma declinación (ángulo) y dirección (Sur o Norte) que donde se pone (vista desde el Ecuador, Capela sale a 46 º N, y se pone a 46 º N). El navegante mantiene su curso orientando la canoa a estos puntos de salida y puesta. El ángulo en el cual los astros salen y se ponen desde una línea perpendicular al horizonte, es igual a la latitud del observador. En Hawai’i, a 20 º N, las estrellas salen y se ponen en ángulo de 20º. Debido a la curvatura de la tierra, el ángulo cambia. Al acercarse a los polos, el ángulo de acerca al horizonte. En los polos, las estrellas giran en 360º sobre el observador, y se ve la mitad de la esfera celeste. Una estrella es útil para indicar direcciones hasta unos 30 a 35 º sobre el horizonte. En el Ecuador, donde las estrellas salen perpendicularmente al horizonte, una estrella puede proyectarse al horizonte desde una mayor altitud.

Una de las estrategias para ubicar una isla conocida es a partir de su latitud, navegando hasta fijar esa latitud y luego buscar en ese eje. La estrella del norte (Polaris) es el rasgo más preciso para fijar la latitud (en el hemisferio norte). En el Ecuador (0º Lat), Polaris está sobre el horizonte; a 10º N, está a 10º sobre el horizonte; a 20º N, está a unos 20º sobre el horizonte. Otra marca es la de algunas estrellas que cruzan un meridiano a latitudes específicas. También hay pares de estrellas que salen o se ponen al mismo tiempo en latitudes específicas (cuando Sirio y Pólux se ponen al mismo tiempo, el observador está en la Latitud de Tahiti, a 17 º S). El zenit de algunas estrellas también puede marcar posiciones. A ciertas latitudes, sólo algunas estrellas pasan a través del zenit, el punto imaginario en el cielo exactamente sobre el observador (Arcturus sobre Hawai’i; Sirio sobre Tahiti).

La luna (mahina) tiene un ciclo de 29,5 días alrededor de la tierra (mes lunar). La salida se mueve entre ENE y ESE a lo largo del mes lunar. El punto de salida y puesta, en relación con otros astros, permite su uso en navegación. Planetas como Mercurio, Venus, Marte, Saturno y Júpiter complementan la información.

La dirección del viento y las corrientes sólo se puede determinar en relación a las posiciones de los astros. Las corrientes marinas son flujos más regulares y estables que las olas o mareas provocadas por tormentas o vientos locales. Los vientos pueden cambiar durante el día, y deben controlarse permanentemente con la ayuda de otros signos.

Durante la navegación, pueden encontrarse señales asociadas a direcciones específicas (concentración de delfines, un color especial del agua, etc). El acercamiento a una isla como Rapa Nui es muy distinto al de archipiélagos de gran extensión (Hawai’i cubre 1800 x 400 km; las Tuamotu 1000 x 1000 km, las Islas de la Sociedad 600 x 300 km). Los signos de la cercanía de tierra pueden ser: vegetación a la deriva, nubes acumuladas sobre una isla, el reflejo de una isla en las nubes, las corrientes refractadas por una isla, y las aves marinas que salen a alimentarse al mar abierto (en especial, dos tipos de gaviotines, manu o ku” y “noio, que tienen radios de vuelo de hasta 220 km y 74 km respectivamente).

La mayor parte de este conocimiento se perdió para siempre. Sin embargo, hace unos 25 años un pequeño grupo de Hawai’i comenzó a rescatar el conocimiento tradicional, que conservaban los últimos maestros de la navegación sin instrumentos en remotas islas de la Micronesia. Desde Hawai’i, comenzaron a recorrer la Polinesia en el catamarán llamado Hokule’a (nombre de la estrella Arcturus, que marca la posición de Hawai’i), sin instrumentos modernos. Recién el 9 de Octubre de 1999 volvieron a conectar el extremo oriental del triángulo polinésico: Rapa Nui. El viaje desde Mangareva les tomó apenas 18 días de navegación, mucho menos de lo que pensaban. Todos estuvieron de acuerdo en que fue gracias al mana.

Caviedes, C. N. y P. R. Waylen. 1993. Anomalous westerly winds during El Niño events: The discovery and colonization of Easter Island. Applied Geography 13: 123-134.

 Cea, Alfredo. 1981. Embarcaciones de la antigua Isla de Pascua. Boletín del Museo Arqueológico de La Serena 17: 68 – 91.

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 Irwin, Geoffrey. 1992.The prehistoric exploration and colonization of the Pacific. Cambridge Univ. Press

 Irwin, G., S. Bickler y P. Quirke. 1990. Voyaging by canoe and computer: Experiments in the settlement of the Pacific Ocean. Antiquity 64 (242): 34-50.

 

 

 

El poblamiento de Polinesia

El acercamiento hacia el Pacífico comenzó en el sudeste asiático hace más de 40.000 años. Gradualmente, pequeñas poblaciones fueron avanzando sobre terrenos que después se convertirían en archipiélagos con la subida del nivel del mar que marca el inicio del Holoceno, hace unos diez mil años.

Hace unos cinco mil años, en los archipiélagos de las Bismarck y las Solomon se estaba logrando un dominio de la horticultura, con el manejo de especies como el taro, los plátanos y la caña de azúcar, junto a nuevas tecnologías en artefactos de obsidiana, y en especial en adornos, anzuelos y azuelas de concha. No se conocen asentamientos permanentes en esta época, sino pequeñas ocupaciones intermitentes en sitios al interior de las islas.

El área entre Nueva Caledonia, Tonga y Samoa, donde se definiría la Melanesia (islas de gente de piel oscura), experimentó una extraordinaria movilidad de grupos y por tanto una alta heterogeneidad cultural, biológica y lingüística. Desde el punto de vista lingüístico, esta es una de las áreas más complejas del planeta. Se reconocen dos grandes grupos de lenguas, austronésicas y no-austronésicas. Estas últimas se concentran actualmente en Nueva Guinea; incluyen al menos doce familias lingüísticas diferentes, con cientos de lenguas mutuamente ininteligibles. Sobre esa base, nuevas oleadas de población desde el sudeste asiático, portadores de una tradición cerámica conocida comolapita trajeron las lenguas austronésicas.

Hacia el 1500 antes de nuestra Era, se produjo una catástrofe natural que sirvió como marcador cronológico de un notable cambio cultural. Después de la erupción del monte Witori, que devastó parte de las islas Bismarck, se observa la llegada de grupos que producen una cerámica ricamente decorada, junto a un aumento y especialización del intercambio de obsidiana.

Los grupos lapita comenzaron a ocupar terrazas costeras, en asentamientos mucho mayores, con una economía mucho más diversificada que incluía todas las plantas domesticadas, animales como el cerdo, el perro y la gallina, variadas estrategias de pesca con instrumentos sofisticados, incluyendo una variedad de anzuelos.

Eran navegantes capaces de recorrer cientos de kilómetros en alta mar, transportando grandes cantidades de cerámica, obsidiana y otras materias primas, así como adornos, y una variedad de artefactos.

Sin embargo, el elemento característico de la cultura lapita era la cerámica, constituida principalmente por jarros globulares con finas decoraciones geométricas, realizadas con moldes dentados que presionaban sobre la greda antes de la cocción. Hacia el final del desarrollo lapita, entre 500 ac y 200 dc, la técnica decorativa cambia del estampado al inciso.

En su expansión hacia el este, los grupos lapita llegaron hasta Tonga y Samoa, hacia el 1000 aC, donde formaron las bases de la cultura polinésica. A partir de ese estímulo se desarrolla una tradición distintivamente polinésica, a lo largo del primer milenio antes de nuestra Era, en la tierra ancestral que los polinesios llaman Havaiki

La gran heterogeneidad de la Melanesia impide definirla como una cultura o tradición unitaria. Hacia el norte, la Micronesia (islas pequeñas) también tuvo distintas influencias, pero sólo en Polinesia (muchas islas) es posible reconocer una identidad común a partir de una “Cultura Polinésica Ancestral”.

A pesar de las enormes distancias que separan los extremos del triángulo polinésico, todos los pueblos comparten una historia común; todas las lenguas están estrechamente relacionadas, a partir de un tronco común “protopolinésico”; comparten un tipo físico muy homogéneo; ancestros fundadores comunes; un panteón de dioses con características humanas; conceptos ideológicos como mana y tapu; jefes hereditarios (ariki); monumentos (maraeahu), y artefactos como los toki (azuelas) que se dispersaron en grandes redes de intercambio.

El modelo tradicional que explica el proceso de colonización de la Polinesia, muestra una proyección desde Tonga – Samoa hacia el centro (Tahiti) y desde allí hacia los extremos, llegando a Rapa Nui hacia el 600 dC, a Hawai’i hacia el 800 dC, y A’otearoa (Nueva Zelanda) hacia el 1000 dC.

A lo largo de los siglos, cada sociedad polinésica desarrolló una historia propia, con expresiones notables en los distintos aspectos de la cultura.

Bellwood, Peter. 1978. Man’s Conquest of the Pacific. Collins, Auckland.

Bellwood, Peter. 1987. The Polynesians. Prehistory of an island people.Thames and Hudson, London. 175 pp.

 Kirch, Patrick V. 2000. On the road of the winds. An archaeological history of the Pacific islands before European contact. University of California Press, Berkeley. 424 pp.

 

http://www.netaxs.com/~trance/rapanui.html

 

Pablo Neruda, Canto General:

http://www.uchile.cl/neruda/obra/obracantogeneral53.html