Pensar en ti.

📷 Saul Leiter

Pensar en ti se ha convertido
en otra manera de vivir,
en la fragancia que cada día me alienta
a tomar de la vida
otra esperanza
en los pétalos verdes que se alzan
mostrando una sonrisa alborotada.

Pensar en la curva de tu boca
despierta mi apetito
y es que eres alimento de mis sueños.
¿Cómo seguir sin ellos?
para llenar mis manos que suspiran
dibujando momentos
donde sólo hace falta un racimo de besos;
para juntar pedazos,
algunos enterrados,
en un lugar inmenso de mi pecho.

Como un nuevo amanecer
es detenerme
en el murmullo que produces en mi mente,
y me truena el latido
recordándome que aún siento,
que ya no se encuentra dormido
y es por eso que te pienso.

~✿~✿~✿~

Sin ningún lugar.

Tropecé con una frase que ya me he encontrado tantas veces, como esas de autoayuda y a las que les paso por encima de manera casi rutinaria, pero esta vez me detuve:

«Donde se refugia tu pensamiento cuando termina el día, es adonde realmente perteneces»

Y ahí me vi, en ningún lugar.

Ayer fue un día bastante difícil, como casi todos en este paraíso opresivo, y cuando llegó la noche, no encontré a nadie, ni ningun lugar-refugio. Estaba sólo yo, triste frente a esta vida. Tratando de sacar fuerzas de donde no hay, desgastándome, envejeciendo, muriendo. Inventándome un poco de poesía para darle un toque pálido de color. No hay mucho de donde sacar, no hay nadie a quien acudir, no hay refugio seguro. Y eso me hizo pensar ¿Seré yo la única que no tiene un lugar al cuál acudir? ¿Seré la única que se siente completamente sola en un mundo que me demuestra cada vez estar más vacio?

Cuando escribo, lo hago también para hacer sentir cosas bonitas a los demás, son caricias que lanzo en palabras para quienes lo puedan necesitar, trato de sanar a otros y yo, llena de heridas. Una gran paradoja.

No sé si eso cambiará, traigo la herida profunda y la vida no ayuda, todo lo contrario, y no quiero ser valiente, inteligente, fuerte, por qué? Estoy cansada de resistir y cuando estiro mis brazos, del otro lado, no hay nada.

Regreso a ti.

📷 mía
Regreso a ti cargando la tristeza,  
la soledad que siempre me acompaña
y tu azul se columpia en mi pestaña
sanando mi sonrisa en tu belleza,

sólo la paz que trae tu grandeza
aleja de mi vida lo que engaña,
sólo tu brisa llega y desentraña
el desorden que habita en mi cabeza.

Las olas hoy me vuelven a cantar,
me llevan al arrullo de su esencia
dejándome por ellas impregnar,

y en su espuma de suave transparencia
mis heridas se vuelven a sanar
en otro intento de supervivencia.

༄༄༄༄

Soneto.

Un recuerdo salvavidas.

Se ha diluido mi mirada en un atisbo del pasado,

se ha convertido en la morada de un recuerdo demorado,

va paseando sin apuros pintando letras en muros como señales visibles de su paso ineludible,

no pretende darse vuelta, se siente cómodo y libre, es rebelde y no consiente que lo tiren al olvido.

Me dice que hay recuerdos con sonrisas escondidas y un soplo de alegría, aliviando las heridas,

Un recuerdo salvavidas se pasea en mi mirada dulcemente sonriendo, mezcla de brisa marina, inocencia, risas, sueños.

Cuándo.

Cuándo perdí la cordura,
cuándo se hizo la locura mi amiga incondicional…
aún no sé lo que vendrá,
ni si es principio o final,
más parece un despertar
a lo que en mí se moría
en lo absurdo de la vida
y hoy comienza a respirar
porque he comenzado a amar.

He perdido.

He perdido mi verso
a la orilla del mar,
en un salto de espuma
se lanzó a navegar.

He perdido las ganas
de luchar contra el tiempo,
el silencio me abraza
mientras voy con el viento.

Quizás en la tormenta
pueda hallar ese sueño,
que fue un día alimento
en mi debilidad.

Ahora vuelo en la herida
de mi isla perdida
en su arena vacía
expira la verdad,
pero sigo buscando
y aunque ahora mi canto
sea más un lamento
no ha perdido el encanto
de ese puro destello
que busca la libertad.

Tu sonrisa.

He dejado en tu sonrisa
sembrada la maravilla
de una semilla que crece
cuando tu mundo y mis manos
se abrazan y se sostienen,
entretejiendo alegrías,
tristezas y melodías.
Muy pronto germinará
desde un deseo latente, corriéndonos por las venas,
en una libre corriente
como una franca espiral
donde lo inerte se muere,
dejando paso a este canto
un poco resquebrajado
pero que silencia el llanto
y en el que a golpe de amor
florece la ilusión,
a pesar de los tropiezos,
de las heridas que crecen
y la esperanza zurcida,
aún me queda tu sonrisa
a la vuelta de mis días,
donde mi vida amanece.

Yo crei.

Yo creí que era camino
postergándome a lo lejos,
entretejiendo mis tiempos
pero tropecé contigo.

Yo pensé que igual a un ave
volaría entre las nubes
como el viento que presume
de alas que no tienen llave.

Pero todo terminó
cuando bebí la tristeza
de tu sonrisa deshecha
que en mi pecho se anidó

Entonces fue que entendí
que esta bella libertad
pierde su color y paz
si no estoy cerca de ti.

Hoy no…

Día a día la balanza se inclina a quien no merece ni un ápice de lo que ofrecen las bellezas de la vida,

día a día se postergan las alegrías que vuelan y en su libertad se alejan de quien no puede volar,

yo sé que la vida es bella pero qué dura se hace a quién vive la condena de nacer bajo cadenas,

y es mi tierra el infierno que no debería ser,

son mi gente almas en pena que no pueden florecer bajo la sombra pesada de una oscura enredadera que poco a poco nos mata.

No es la vida, es el poder,

es el gusano que espera agazapado entre sombras
robándose la sonrisa y destruyendo familias.

Hoy no hay amor en mis letras, poco o nada queda de él en una tierra que muere, sin atisbo de esperanzas que la puedan sostener,

y sólo eso serán,
letras que se quedarán en un mundo digital donde pocos leeran y mucho menos, sabrán, lo que vive trás de ellas,

una eternidad de penas,
lágrimas entre fronteras,
la perdida de ilusión
y una cárcel infernal sobre un paradisíaco eslogan de un entristecido mar.

El camino.

Es el mismo camino pero ya no es igual.
El mismo que cuando venías, sonreía, despeinando con la brisa las copas de los árboles o alborotando en una danza las hojas caídas en el otoño.
Es el mismo, sí, pero ya tan distinto desde que te besó los pasos en tu despedida.
Ahora ya no cantan los pájaros, ni se ríen los árboles, es como si estuviera vacío y lo cubriera una gran mancha gris de tristeza pero quizás no sea el camino, quizás sea yo.

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